domingo, 30 de mayo de 2021

El poema de la semana

 Esta semana os acercamos a la obra de una escritora, traductora y sobre todo poeta, joven, exitosa, fruto de su tiempo: de las redes sociales, de los encuentros multitudinarios, también en América Latina. Comenzó, siendo una adolescente de quince años, a subir a su Blog -Relocos y Recuerdos- lo que escribía. Nos referimos a Elvira Sastre (Segovia, 1992), graduada en Estudios Ingleses y Master de Traducción Literaria. 

Sin cumplir aún la treintena, ya ha publicado varios libros de poesía, algunos en editoriales tan consagradas como Visor, una novela "Días sin tí" (Alfaguara, 2019), ganadora del premio Biblioteca Breve, ha traducido obras como "Poemas de amor" de Oscar Wilde, escrito canciones para el grupo madrileño Vetusta Morla. Su gran valedor, y quien le ayudó a que fueran publicados sus primeros poemas, fue Benjamín Prado, uno de sus poetas favoritos además de Joan Margarit e Idea Vilariño. De los clásicos, prefiere a Bécquer.

Entre sus poemarios destacar: Cuarenta y tres maneras de soltarse el pelo (2014), Baluarte (2014), La soledad de un cuerpo acostumbrado a la herida (2016), Adiós al frío (2020).

 Os dejamos dos poemas muy diferentes, el primero de temática amorosa, habitual en sus poemarios, el segundo, de su último libro.

LO IMPOSIBLE.

De todas las formas de pedirte que te quedes,
a saber,
con los ojos abiertos, con un ramo
fresco en la mañana, con una frase a destiempo
que te convenza de que puedes sentarte al borde
de mis heridas sin miedo a hacerme daño;
es decir,
con la rodilla sobre el césped, la súplica en el dedo,
con la noche que se termina si no respondes a
mi urgencia, con esta valentía mía que promete
hacerte reina del castillo sólo si te quedas,
sólo si te pido que te quedes,
con esta soledad que se llena de tu nombre y me dibuja
cien pájaros en la espalda del color de tus ojos hierba,
de todas estas formas, amor mío,
de pedirte que te quedes conmigo 
escojo el silencio
que es el único que sabe cómo pedirte
lo imposible.

Elvira Sastre, la poeta que triunfa en América Latina | RTVE

 DIME, CARMELITA.

Dime, Carmelita,
dime qué piensas cuando el mundo
se hace tan minúsculo que cabe en
la arruga más pequeña y tus ojos se pierden,
se deshacen, y tu sólo reconoces la lluvia.

Dime, Carmelita,
cuéntame de qué color son tus manos,
por quién ladran los perros, quién enciende
la luz en este mar tan oscuro y tan tuyo,
cuéntame quién te salva cuanto tú no puedes,
cuéntamenlo, di que lo sientes,
aunque no lo veas, dime que existen palabras 
que te cuidan.

Dime, Carmelita,
enséñame que los verdaderos recuerdos no se borran,
que son más grandes que el olvido. Dímelo,
porque no te conozco y ya me has enseñado
que no importa la memoria, importa este temblor
que aparece en la puerta, momentáneo como un rayo de
luz.

Dímelo tú que lo sabes y protege este futuro
con tu pasado de sombras que se alejan.

Dime, Carmelita,
dime que sigues ahí, aunque te inventes otro idioma,
aunque mires a tu hija y no lo entiendas,
aunque mires a tus nietas y no lo entiendas,
aunque tu casa sea extraña y el miedo enorme,
aunque te invada la angustia y todo escueza, hasta la piel
de quien dice conocerte,
dime que sigues ahí, que eso basta, que eso es suficiente.

Aunque no recuerdes, aunque olvides,
no permitas que la oscuridad oculte lo único que es
cierto:
existes porque te quieren, existes porque los quieres.

Aunque no lo sepas.

 

 

 DÍAS SIN TI.

Día Uno sin ti:
te echo tanto de menos
que en mi reloj aún es ayer.
Día Dos sin ti:
no salgo de la cama,
aún estás conmigo, tan guapa,
aunque sea en mis pesadillas.
Día Tres sin ti:
no llamas
y todo, las canciones en mi cama
la pena mi pecho tu nombre mi nombre con el tuyo
tus fotos mis trozos nuestros restos,
comunica.
Día Cuatro sin ti:
me abandonaste a las tres en punto.
Mi reloj lleva cuatro días marcando las tres y cinco.
Día Cinco sin ti:
tu ausencia aplastando mis entrañas.
Pareciera que han pasado por mi alma noventa años.
Día Seis sin ti:
hoy solo he llorado escuchando a Andrés
y leyendo a Ernesto.
voy mejorando.
Día Siete sin ti:
mi madre me ha besado las ojeras
y he salido del ataúd que es mi cama sin ti,
dejando al lado de mi almohada una nota de resurrección.
Día Ocho sin ti:
me he ido a dar un paseo a la playa,
ha llovido como si le rompieran el corazón al cielo
y he comprendido
que uno es de donde llora pero siempre
querrá ir a donde ríe.
Día Nueve sin ti:
no te olvido,
pero hoy he vuelto a reir de nuevo
y he sentido un anhelo reconfortante al abrir la ventana,
como si el aire barriera los fantasmas de mi suelo.
Día Diez sin ti:
he dejado de huir
porque me he dado cuenta de que soy la
única que me sigue.
Tu recuerdo tampoco: Se ha quedado atrás.
Creo que me acerco a la meta.
Día Once sin ti:
me he olvidado de que te estaba olvidando
y te he olvidado.
Día Doce sin ti:
he conocido a alguien,
soy yo.
Voy a darme una oportunidad.




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