jueves, 3 de junio de 2021

Es de Lope...

 


La expresión “Es de Lope” se generalizó durante el siglo XVII para indicar que algo era excelente, extraordinario…

Durante el siglo XVII se produce un fenómeno absolutamente novedoso: el teatro se convierte en el género literario por excelencia, el de mayor éxito, el más seguido por el público. Este teatro, nacido de la evolución y convergencia de las diferentes corrientes dramáticas que, según hemos visto, convivían en el Renacimiento, alcanza su madurez en la última década del siglo XVI con Lope de Vega, el verdadero genio creador de una nueva formas de teatro, cuyas bases teóricas expone en los versos del Arte nuevo de hacer comedias (1609).

Lope Félix de Vega y Carpio, llamado el Fénix de los ingenios fue un escritor muy prolífico: cultivó todos los géneros. Fue excelente poeta, notable prosista y genial dramaturgo. Autor de una amplísima obra literaria, vivió, por otra parte, una de las vidas más apasionadas de la historia de la literatura española.


Nació en Madrid, en 1562, de familia de clase media con pretensiones de nobleza. Desde muy joven demostró una precocidad extraordinaria. En su ciudad natal estudió en los teatinos y, más tarde, en Alcalá y Salamanca. Intervino en la conquista de la isla Terceira y regresa de nuevo a Madrid. Su vivo y apasionado carácter le lleva a tomar la vida como viene y con demasiada prontitud. De ahí los vaivenes sentimentales, que le proporcionaron numerosos problemas a lo largo de su vida, así como frecuentes cambios de actitud vital. En Madrid, se enamora de la actriz Elena Osorio (la Filis de sus versos). Abandonado por ésta, a los cinco años, escribe unos poemas que le valen el destierro. Poco después, se casa por poderes con Isabel de Urbina (la Belisa de sus versos). Embarca en la Armada Invencible. De nuevo en España, se instala en Valencia, donde se dedica a una intensa creación. Entra al servicio del duque de Alba y se traslada a Alba de Tormes, donde muere su esposa.

Vuelve a Madrid y contrae matrimonio con Juana de Guardo, lo que no dificulta las relaciones con Micaela Luján (Camila Lucinda en sus versos), de la que tuvo cinco hijos. Rompe con Micaela y, poco después, mueren su esposa y su hijo Carlos Félix, lo que le causa tan profunda conmoción y crisis espiritual que dedice ordenarse sacerdote a los cincuenta y dos años. Sin embargo, vuelve a enamorarse de una bella actriz, Marta de Nevares (Amarilis o Marcia Leonarda en sus versos), de la que tiene varios hijos. Estos amores amargan sus últimos años al quedar ella ciegoa y perder, más tarde, la razón. Muere su hijo Lope Félix y es raptada su hija Clara. Estos hechos y sus primeros fracasos en la escena hicieron que Lope sobreviviera poco tiempo. Muere en Madrid en 1635. 

[Literatura española 2, Alhambra Longman, 1992]

El teatro de Lope de Vega es síntesis de las tradiciones culta y popular anteriores. Ofrece un teatro basado en una retórica de la persuasión, en la comunicación con el público. Lope perseguía el público y sabía cómo conseguirlo.

Lope pasó varios años en Valencia, en contacto con Guillén de Castro, Tárrega y otros, con un ambiente teatral innovador. Desde la primera mitad del siglo XVI debió de haber un teatro estable, próximo a la Universidad, en la plazoleta de la Olivera. Se realizaban funciones nocturnas, con velas, por lo que resultaban caras y se suprimieron hacia 1630. Se representa un teatro populista en el que importa mucho la intriga, las costumbres populares, la utilización del simple o gracioso, y con un lenguaje próximo a la lengua común. Lope no tiene más que adoptar y evolucionar lo que ya se estaba haciendo en Valencia.

Arte nuevo de hacer comedias

Entre 1605 y 1615 coinciden en Madrid, en la Corte, una constelación de grandes figuras que conviven difícilmente. Lope se ve mezclado entonces en todas las polémicas artísticas que surgen. Es protagonista de una guerra literaria en la que se enfrenta a Cervantes y su supremacía en la novela; a Góngora en el terreno de la poesía; y, en el terreno teatral, a los aristotélicos que, desde Italia, defienden el canon clásico de componer obras.


Es en este ambiente donde hay que situar Arte nuevo de hacer comedias, un texto que el autor publica a los 47 años, cuando ya es un poeta consagrado y según él mismo dice en la obra lleva ya escritas 483 comedias. Se trata de una composición que escribe por encargo del Conde de Saldaña, miembro de la Academia de Madrid, y se inscribe dentro de una práctica bastante habitual entre los autores y las diferentes Academias del momento. Así pues, el texto de Lope nace para contestar a una polémica de la época, pero también le sirve para dejar por escrito su concepción del teatro y justificar lo que ha venido siendo hasta ahora su práctica habitual. Como ha expresado José F. Montesinos, el Arte nuevo… fue un texto revolucionario que no hizo ninguna revolución, porque ya Lope la había hecho antes en los corrales.

La revolución a la que Montesinos se refiere, y que recoge el Arte nuevo, es la de defender lo que llamaríamos hoy el teatro comercial. Es decir, Lope sostiene que el teatro se sustenta en el público, y no en un canon aristotélico, artístico. Su fin es escribir un teatro de su tiempo, cuya norma suprema sea la de dar gusto a un auditorio bastante ecléctico, lo que le conduce a creer en un teatro exento del antiguo arte:

“Y cuando he de escribir una comedia,

encierro los preceptos con seis llaves,

saco a Terencio y Plauto de mi estudio

para que no me den voces, que suele

dar gritos la verdad en libros mudos,

y escribo por el arte que inventaron

los que el vulgar aplauso pretendieron

porque, como las paga el vulgo, es justo

hablarle en necio para darle gusto.” 

En opinión del catedrático Felipe B. Pedraza Jiménez son estos famosos versos los que han creado toda una corriente crítica antilopista que llega a nuestros días fruto de “que han sido malinterpretados. Lo que Lope quiere decir con lo de “hablarle en necio” es un juego irónico, ya que emplea la misma crítica que le hacían sus enemigos. Hay que entender que Lope escribe el Arte nuevo con una sonrisa, usa la ironía desde el momento mismo que culpa al público del camino que ha escogido”. Con esta confianza en el auditorio, en España se desarrolla un teatro popular que sólo tiene parangón en la Inglaterra de Shakespeare. “Es un teatro comercial, que pretende vivir y vivirá de los espectadores, de un público variadísimo para el que los autores deben organizar su discurso de la mejor forma. De esta manera, Lope defiende una libertad artística que no depende exclusivamente del autor, sino que establece una relación dialéctica con el público. 

La vigencia de su teoría es que hoy, cuatro siglos después, seguimos interesados por un arte teatral que tenga en cuenta al público”. No hay que olvidar que la fama de Lope cruzó fronteras. Explica Pedraza que el tratado “es, en primer lugar, la reacción a unos escritos teóricos que vienen de Italia, en los que se defiende la preceptiva latina. Pero, una vez publicado el Arte nuevo, hay numerosos intentos por imitarlo fuera de nuestro país. Desde luego, en Italia, Francia, Alemania y Polonia. Luego, durante el romanticismo experimenta una resurrección especialmente en Alemania e Inglaterra”.

Mezclar lo trágico con lo cómico


Frente a la idea clásica de separar tragedia y comedia, las obras pueden mezclar elementos cómicos y trágicos para mayor satisfacción del auditorio.

La unión de asuntos serios con momentos más ligeros responde a la pretensión de naturalidad. Esto permite, por otra parte, hacer protagonistas de obras de tono grave a personajes como el villano, contraviniendo así las preceptivas clásicas.


Lo trágico y lo cómico mezclado,
y Terencio con Séneca, aunque sea
como otro Minotauro de Pasife,
harán grave una parte, otra ridícula,
que aquesta variedad deleita mucho. […]
No hay que advertir que pase en el período
de un sol, aunque es consejo de Aristóteles,
porque ya le perdimos el respeto
cuando mezclamos la sentencia trágica
a la humildad de la bajeza cómica.

Ruptura de la regla de las tres unidades

La preceptiva clásica, desde la Poética de Aristóteles hasta los humanistas del siglo XVI planteaba que la obra de teatro debía ajustarse a tres unidades: la unidad de acción, de espacio y de tiempo. La nueva fórmula propone su ruptura cuando así lo exija la verosimilitud de la obra. Es habitual que se dé una acción secundaria a cargo de los criados o de otros personajes. Además, la acción puede tener lugar en varios días y en diferentes escenarios, ya que esto se ajusta a la naturalidad de las acciones humanas.

Adviértase que solo este sujeto
tenga una acción, mirando que la fábula
de ninguna manera sea episódica. […]

No hay que advertir que pase en el periodo
de un sol, aunque es consejo de Aristóteles,
porque ya le perdimos el respeto
cuando mezclamos la sentencia trágica
a la humildad de la bajeza cómica.

 Estructura en tres actos

Frente a los cuatro o cinco actos habituales en periodos anteriores, estas obras se estructuran en tres actos. Al primero corresponden el planteamiento; al segundo, el nudo y al tercero, el desenlace. Según Lope, hasta la mitad del acto tercero el público no debía sospechar el final de la historia:

Divide en dos partes el asunto,

ponga la conexión desde el principio,

hasta que vaya declinando el paso,

pero la solución no la permita

hasta que llegue la postrera escena,

porque en sabiendo el vulgo el fin que tiene,

vuele el rostro a la puerta, y las espaldas

al que esperó tres horas cara a cara;

que no hay más que saber que en lo que para. […]

En el acto primero ponga el caso,

en el segundo enlace los sucesos,

de suerte que hasta medio del tercero

apenas juzgue nadie en lo que para.

Los personajes de la comedia nueva

Aunque hay gran cantidad de personajes dispersos por todas las comedias del siglo que nos ocupa y algunos de ellos se ha consolidado como un personaje bien individualizado y con características propias, como es el caso del donjuán, se suelen repetir figuras fijas, a la manera de personajes tipo.



El galán

Es un caballero apuesto, idealista, noble y valiente.  Esta misma función puede ser representada por un campesino, como Frondoso en Fuendetodos. Su misión natural se orienta hacia la conquista de la dama, venciendo casi siempre notables dificultades.

La dama 

Es joven, bella y noble. Recibe los requiebros del galán. En ocasiones, cuando ha sido agraviada o engañada, es capaz de tomar la iniciativa e incluso disfrazarse de varón (como en Don Gil de las calzas verdes). Una figura común en las comedias barrocas es la dama disfrazada de hombre, que cambia sus habituales vestidos femeninos para perseguir al galán que la ha abandonado. Este personaje aparecía también en las novelas de la época y fue muy censurado por los moralistas.

La criada

Representa, junto a la dama, el mundo femenino y sus relaciones son paralelas a las del galán y el gracioso, con quienes comparten sus principales características, ya que la criada también es más realista y actúa como confidente de la dama, mientras esta, por lo general, busca la manera de conseguir los amores del galán con su ayuda.

El criado

Representa lo contrario del galán, ya que por lo general es muy realista, práctico y cobarde. El gracioso (o figura del donaire) suele ser casi siempre el criado de confianza del galán; es fiel y buen consejero, y aporta la nota cómica a la trama. Al tiempo que el galán se enamora de la dama, el gracioso corteja a la criada de esta.

El criado o gracioso desempeña un importante papel en la obra ya que permite al galán dialogar con él y contarle sus inquietudes. Desempeña también el papel de narrar sucesos no escenificados en las tablas.

A veces tiene una función distanciadora muy moderna, al advertir al público con su actuación de que lo que ve no es realidad, es literatura.

El gracioso de Lope de Vega procede de la evolución del personaje del bobo de Lope de Rueda; en las obras de Lope de Rueda el bobo es un personaje cómico, presentado de forma ridícula. Suele ser un aldeano tonto que se expresa mal y se comporta torpemente. Lope de Vega hace evolucionar al personaje convirtiéndolo en un personaje urbano, inteligente e ingenioso, cuyas bromas y críticas a su amo tienen mucho éxito. Finalmente predomina en el gracioso su vertiente placentera y simpática, con lo que sus actitudes y comentarios quedan integrados en el sistema de valores del Barroco.

Otros personajes

Otros personajes presentes en las comedias son los siguientes: un caballero, generalmente de edad avanzada, que suele ser el padre de la dama y que vela por su honra (a veces es un hermano de la dama); el villano, un labrador rico, cristiano viejo, con un fuerte sentido de la honra; el rey, a veces justo y otras veces tiránico; y el caballero poderoso, un noble que pretende usar su poder para conseguir sus pretensiones amorosas.

El lenguaje de la comedia nueva

Se rehúye la expresión culterana y no se abusa de las alusiones bíblicas, mitológicas o literarias para hacerse comprender por un público popular.

 El decoro poético

Se pretende que la lengua se ajuste a la situación y a la condición de los personajes, de modo que estos hablen conforme a su rango social y ello pueda distinguir, por ejemplo, al rey del gracioso. Es la única regla del teatro clásico que Lope respeta:

Si hablare el rey, imite cuanto pueda
la gravedad real, si el viejo hablare,
procure una modestia sentenciosa […] 
El lacayo no trate cosas altas
ni diga los conceptos que hemos visto
en algunas comedias extranjeras.


La variedad métrica (polimetría)

Las comedias barrocas se escribieron en verso, pero no mantuvieron una unidad métrica; por el contrario, Lope planteaba el uso de estrofas diferentes para cada situación, sin hacer distinciones entre la métrica tradicional castellana y las de procedencia italiana. Así lo expresa en el Arte nuevo:

Acomode los versos con prudencia
a los sujetos de que va tratando.
Las décimas son buenas para quejas;
el soneto está bien en los que aguardan;
las relaciones piden los romances,
aunque en octavas lucen por extremo;
son los tercetos para cosas graves,
y para las de amor, las redondillas.

Canciones tradicionales intercaladas

La inclusión de elementos líricos tradicionales o de inspiración tradicional fue uno de los grandes aciertos del teatro del siglo XVII, ya que aportaba un toque popular y una frescura a la trama de las obras, que gozaban de la ventaja añadida de la música. Todo ello ofrecía una pausa en el desarrollo de la acción y servía de deleite a los espectadores, que gustaban mucho de la música y la danza como contrapunto al argumento de la obra.

Obras teatrales de Lope de Vega

Comedias de enredo y costumbres

Ambientadas en un ambiente urbano coetáneo. El asunto principal es el amor.  Están plagadas de celos, intrigas y malentendidos que desembocan en una final feliz. 

Destacan en este grupo: La dama boba; El perro del hortelano; Servir a señor discreto; La moza del cántaro; La villana de Getafe; Las bizarrías de Belisa…

Dramas de honor campesino

Ambientadas en un entorno rural idílico.  Protagonizadas por un  villano, un campesino rico, cristiano viejo, libre y digno, que se enfrenta solo o junto con todo su pueblo al abuso de poder de un noble que ha atentado contra su honor.  En estas obras surge la figura del rey como garante de la justicia apoyando la actuación del villano.

 Destacan: Fuente Ovejuna; Peribáñez y el comendador de Ocaña; El mejor alcalde, el rey; El villano en su rincón…

Dramas trágicos

En estas obras los elementos trágicos están más acentuados. 

Destacan: El caballero de Olmedo y El castigo sin venganza.

       SABER MÁS SOBRE LOPE.....

Siempre que hay que informarse de algo conviene saber qué fuentes son fiables y de dónde podemos sacar información veraz y actualizada. La página web de la Biblioteca Virtual Cervantes nos cuenta casi todo lo que necesitemos saber sobre Lope de Vega, contado por los mejores especialistas.

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