domingo, 21 de marzo de 2021

El poema de la semana

Terminamos la semana con la celebración de dos efemérides el Día Mundial de la poesía y la entrada de la primavera 

Este 2021, la primavera entra de manera oficial en el hemisferio norte el sábado 20 de marzo , concretamente a las 10:37 hora española peninsular, según recoge el Observatorio Astronómico Nacional, con lo que a partir de este momento, la vida en esta zona del planeta comienza a tener más color y una esencia muy especial. La primavera durará hasta el 21 de junio, fecha en la que se producirá el solsticio que marcará el inicio del verano.


La decisión de proclamar el 21 de marzo como
Día Mundial de la Poesía fue aprobada por la UNESCO durante su 30º periodo de sesiones, que se celebró en París en 1999. De acuerdo con la decisión de la UNESCO, el principal objetivo de esta acción es apoyar la diversidad lingüística a través de la expresión poética y dar la oportunidad a las lenguas amenazadas de ser un vehículo de comunicación artística en sus respectivas comunidades.

Para conmemorar estas dos fechas acudimos a un poeta con con mayúsculas: Antonio Machado (Sevilla, 1875-Colliure, Francia, 1939) y a su célebre poema A un olmo seco. Nos gusta pensar que la poesía tiene un carácter terapéutico, tanto para quien expresa sus ideas y sentimientos, como para quien los recibe y comparte. Nos gusta creer que la Poesía acompaña, repara, conforta, anima, nos hace sonreír e ilusiona....

                         A UN OLMO SECO.

Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo
algunas hojas verdes le han salido.

¡El olmo centenario en la colina
que lame el Duero! Un musgo amarillento
le mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.

No será, cual los álamos cantores
que guardan el camino y la ribera,
habitado de pardos ruiseñores.

Ejército de hormigas en hilera
va trepando por él, y en sus entrañas
urden sus telas grises las arañas.

Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que rojo en el hogar, mañana,
ardas de alguna mísera caseta,
al borde de un camino;
antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hasta la mar te empuje
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.


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