miércoles, 28 de octubre de 2015

El Señor de los Anillos: 60 años de elfos, hobbits, magos y enanos.

“Sam respiró profundamente. —Bueno, estoy de vuelta —dijo”. Con esa frase J.R.R. Tolkien ponía punto y final a una de las trilogías más famosas de la historia de la literatura. El Retorno del Rey, el último tomo de El Señor de los Anillos se publicaría en 1955 y poco podía presagiar su autor el éxito e influencia que tendría.
Han pasado 60 años y la obra no sólo sigue tan vigente como el primer día, sino que además ha ganado peso gracias a las oscarizadas películas que entre 2001 y 2003 sirvieron como altavoz para el mundo fantástico creado por Tolkien con criaturas como elfos, orcos, trasgos, hombres árbol y muchos más a los que se encargó de dar forma y en el caso de los primeros hasta un lenguaje.



Tolkien, profesor de Oxford, creó dos idiomas: el de los Altos elfos o Quenya basado en el finlandés, y el de los Bajos elfos o Sindarin que usa el galés como base. Pero una cosa es crear un idioma y otra bien diferente conseguir que una horda de personas se lance a aprenderlo y desarrollarlo.


¿Por qué triunfó El Señor de los Anillos?    ¿Qué enseñanzas nos deja esta obra? 

 La clave está en que Tolkien fue capaz de desarrollar una historia épica, al más puro estilo de las antiguas epopeyas griegas, transportando al lector a un mundo mágico con un marcado estilo ancient que invita a rebuscar en las leyendas y mitos del pueblo inglés.
Su historia se desarrolla en la Tercera Edad del Sol de la Tierra Media, un lugar ficticio poblado por hombres y otras razas antropomorfas como los hobbits, los elfos o los enanos, así como por muchas otras criaturas reales y fantásticas. La novela narra el viaje del protagonista principal, el hobbit Frodo Bolsón, para destruir el Anillo Único y la consiguiente guerra que provocará el enemigo para recuperarlo, ya que es la principal fuente de poder de su creador, el Señor oscuro Sauron.

«Tres Anillos para los Reyes Elfos bajo el cielo.
Siete para los Señores Enanos en palacios de piedra.
Nueve para los Hombres Mortales condenados a morir.
Uno para el Señor Oscuro, sobre el trono oscuro
en la Tierra de Mordor donde se extienden las Sombras.
Un Anillo para gobernarlos a todos. Un Anillo para encontrarlos,
un Anillo para atraerlos a todos y atarlos en las tinieblas
en la Tierra de Mordor donde se extienden las Sombras».

Al final, la trilogía no deja de narrar la clásica lucha entre el bien y el mal con una aventura heroica que se presenta casi imposible desde sus inicios.Precisamente esto es lo que ha hecho enganchar a muchos jóvenes a la lectura.
 Pero más allá de la forma, el fondo de El Señor de los Anillos cuenta, a través de sus personajes, historias de las que se pueden aprender valores como la importancia del trabajo en equipo o de no perder la esperanza, como en tantas otras obras heroicas. De igual forma, exalta la amistad, el poder del tesón y de no rendirse en ningún momento y pone de manifiesto algunas de las lacras de la sociedad de Tolkien y también de la actual como la codicia, el ansia de poder, la avaricia o la soberbia.
Por supuesto, también podemos aprender de estrategia bélica y de estrategia en general. Aunque no sea el punto fuerte de los libros, inspirados en el mundo de Tolkien y de El Señor de los Anillos, pero también en otras obras como Conan, hay multitud de juegos de mesa como por ejemplo Warhammer.


Y desde un plano más filosófico, nos deja una clara moraleja: todos tenemos una meta en este mundo y obstáculos que tratarán de impedir que la alcancemos, pero siempre podemos encontrar personas que nos ayudarán y nos acompañarán en este camino, en quienes debemos apoyarnos desoyendo a quienes nos desean y hacen el mal.



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