Esta última semana de febrero, queremos compartir con todos vosotros, un poema de nuestro compañero Juan A. Muñoz Castillo, profesor de Geografía e Historia, doctor en Historia y poeta. Se trata de un poema con alusiones geográficas y paisajísticas, de su poemario Cantos de un profeta exiliado.
CANTO AL YELMO.1
En esta vida larga, de viajes y caminos,
De polvorientas pistas,
Y largos recorridos,
Siempre ha habido en el horizonte
Una gran montaña,
Coronada de nubes
Preñadas de agua.
Y ahora es tu turno, Yelmo, la más grande,
La más nublada,
Y en los fríos inviernos,
Por la nieve cubierta,
Blanca, fría y callada.
Quién te viera formarte, elevarte al cielo,
Cuando ahora eres montaña plena,
Gris centinela de piedra segureña,
A tus pies nos postramos los transeúntes,
Los que en nuestro triste peregrinar,
Por algún tiempo recalamos en tus pueblos.
Yelmo, el día que deje tus laderas,
Bien que te echaré de menos.
¿Quién sabe si al final,
Ese día llega,
O lo veo partir,
Caminando entre tus pinares,
En tus ásperos pedregales,
En tus piedemontes
Cuajados de olivares?
Más de un día me despierto,
Y anclado a ti tierra roja y dorada,
Me quisiera quedar, pero, Yelmo,
Ya viejo amigo,
En esta gris existencia llena de penares,
Sabes que mi partida llegará.
Y hay quien ya dice,
Que me estarás esperando,
Y te estaré añorando.
Por eso quise, Yelmo amigo,
Dedicarte éste mi canto.
El Peñón, Jabalcuza, los Santos y ahora tú, Yelmo,
Padre de todos los cerros,
Siempre un cerro en mi horizonte,
Siempre un monte en mi camino.
Más que los demás, tú eres diferente, Yelmo,
Ya eres parte de mi vida,
De mi historia eres testigo,
Yelmo, eres mi amigo”.
1. Es un monte de la sierra de Segura, de 1809 metros de alto, normalmente nevado en invierno.
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