El lunes recibimos la visita del poeta y cantautor Antonio R. López, dentro del
Programa Escritores y Escritoras docentes de Córdoba 2016.
Antonio
R. López es cordobés nacido en Sevilla en 1981. De familia de músicos, desde
los 6 años ingresa en el Conservatorio Elemental de Música de Córdoba y tras
pasar al Conservatorio Superior de la ciudad permanece en él hasta los 16.
Desde entonces, y hasta hoy, se dedica a explorar los caminos de la canción de
autor.
Su repertorio cuenta con más de 50 canciones propias que ha interpretado
fundamentalmente en diversas salas del ámbito nacional, habiendo supuesto hitos
para su carrera sus estancias de estudios en París y Boston, donde tuvo la
oportunidad de desarrollar su música, llevarla a espacios como el Colegio de
España o las universidades de La Sorbona, Paris XIII, Vassar College o Wheaton
College y grabar sendas maquetas: Maneras
de viajar en bicicleta, en París y Consejos para vivir un otoño en
Massachusetts, en Boston.
Un espaldarazo importante para su carrera lo supuso la consecución del primer
premio del III Concurso Creativo de Cantautores de La Carlota, que le
posibilitó la grabación de su primer disco Mi camino hacia ti, en los estudios
del IAJ de Córdoba. Desde entonces, ha realizado multitud de conciertos. En la edición de Cosmopoética 2011, musicó e interpretó 8 poemas de Juan Bernier
en el marco de los actos por su centenario.
En abril de 2012 estrena el
espectáculo “Mario López, Juan Bernier poesía al trasluz de la música” en el IX
Jornadas Culturales “Poeta Mario López”, organizadas por el Ayuntamiento de
Bujalance. En junio de este mismo año resulta ganador del Certamen Dinamomusic
organizado por la Casa de la Juventud del Ayuntamiento de Córdoba, en la
categoría de Canción de Autor. En octubre ofrece un concierto en el mayor
espacio escénico de la ciudad: el teatro de La Axerquía. En 2013 pasa a la fase
final del XIV certamen de cantautores de Melilla, uno de los más importantes del Estado, en
su primera participación. Actualmente, ultima la composición de su segundo
disco de estudio: Para no hacerme cómplice.
En su faceta de poeta, desde edad temprana comienza a ganar certámenes
municipales de redacción y poesía hasta que ingresa en los talleres literarios
de “La Casa del ciprés”, donde alcanza el premio local de poesía para menores
de 25 años organizado por el IAJ. En 2010 ve la luz su primera publicación exenta: La
lengua de Altazor, publicada en la colección “Los catorce ochomiles” por el
Colectivo Caín. En 2011 publica su segundo poemario, Me presento, dentro de la editorial La fragua de las metáfora.
Durante una hora, alumnos
y alumnas de 1º de Bachillerato y profesorado hemos disfrutado con el
viaje poético y musical que nos ha propuesto.
Después de un recuerdo a
Eduardo García, poeta fallecido recientemente, Antonio ha comenzado su
actuación con la lectura de su poema “Me presento” para introducirnos
después en un itinerario musical que comenzó con canciones de temática
amorosa (amor adolescente, amor adulto, amor en la mitología griega),
se detuvo en otras de contenido más social y comprometido con la
actualidad, y finalizó con una vibrante exaltación a la belleza.
ME PRESENTO
No me
llaméis Antonio si lo hacéis
como
quien quiere atar a un hombre libre,
como
quien cree que un hombre puede armarse
con tan
sólo unas letras. No os sirváis
de mi
nombre indefenso si lo hacéis
como
quien cree ser dueño de la tierra,
como
quien cree que cierra una montaña
con tan
sólo una valla. Yo reclamo
el
derecho de ser, a ser quien soy,
a que
nadie se atreva a reducirme,
a ser
todos los nombres que me habitan:
Aquella
mujer maya que tejía
un
vestido arco iris. Aquél viejo.
Su
armónica aún más vieja. Los portales,
las
calles tan cansadas de New Orleans.
Mi
voz rajando el blues de los criollos,
de
aquellos que no tienen más que el blues.
Una silla en el
Louvre mientras todos
Van corriendo a
forzar a Mona Lisa.
Las
alúas que brotan tras la lluvia.
El
puente sobre el Bósforo. Manhattan
-no
hay niños en las calles de Manhattan-.
La
noche bocarriba en el Tikal
Los
indios que vigilan Puerto Plata
desde
el monte Isabel. Aquel silencio.
Los
indios gigantescos que se ocultan
bajo
la piel rojiza del Cañón.
Las
bicis que dan luz en toda Holanda.
Un
hombre arrodillado en la Mezquita.
El
ron y la bachata del mulato
cuando
se sabe pobre y no le importa.
París
que es infinita y yo descalzo.
El
otoño incendiado en Massachussets.
Las
nubes que coronan los volcanes
en el
lago Atitlán. Mis manos llenas
de un
puñado de tierra en la Subbética.
Todos
ellos soy yo. Éste es mi nombre,
el que
os dice que yo soy quien os habla.
Todos
ellos crecieron junto a mí
sin que
me diera cuenta, agazapados,
esperando
su tiempo y ya han venido
como
quien vuelve a casa.
Les debo
a todos ellos lo que soy,
lo que
seré y vendrá, mis nuevos nombres,
mi casa
con más sol y esta sonrisa.
AMOR EN EL CENTRO COMERCIAL (CANCIÓN - RECETA)
Toma tu corazón, amor, apártalo.
Ponlo junto a la lengua y el tocino.
Corta las partes blandas que pudieran
tomar un tono azul y lo restante
envuélvelo con mimo
como a un pollo de oferta:
solomillo de ti, chuleta amada,
magro ya todo tú, chóped sin fluidos
que resbalen de pronto entre los dedos
(quiero carne al vacío, solo carne
no demasiado tierna ni agrietada,
no demasiado rígida o enjuta:
un corazón que ejerza fuerza justa
para sentir la fuerza de mi mano).
Procesada tu entraña, vida mía,
dirígete al pasillo,
colócala centrada en la nevera
con suficiente holgura,
déjala respirar y, sobre todo,
toma tu tiempo, amor:
borra las tristes marcas que aún quedaran
de tu palabra o piel, pon atención
a que el plástico brille como un rótulo:
Que el conjunto resulte, corazón,
de un color rojo intenso, enamorado,
rojo, rojo voraz y palpitante
como si aún viviera.
Polifemo viendo en el tálamo a Acis con Galatea
Esta noche he soñado que tenía
enredadas tus manos en las mías,
enredado tu cuerpo con mi cuerpo
disputando a las flores ser tu lecho.
Solo soy un gigante con un ojo,
vago por este mundo un poco cojo.
Tú eres entre las ninfas la más bella
del reino de la espuma: Galatea.
Estribillo:
¿Cómo pude pensar que me quería?
¿Cómo pude intentar hacerla mía?
Galatea no es el nombre, es la mujer,
y los dioses la hicieron para él
y a mi me encerraron en Polifemo.
Desde que era muy niño yo he intentado
brindar a Galatea mi cuidado,
pedir a los arroyos que cantaran
para que con su arrullo la acunaran.
Camuflado cuidaba en primavera
que las flores de mayo renacieran
para que si algún día estaba sola
se sintiera la reina de las rosas.
(estribillo)
Y aún sigo entre los versos esperando
a que alguien me mire sin espanto.
Pero nadie se atreve a ver mis ojos
para el mundo yo soy tan solo un monstruo.
(estribillo)
El guardián de tu pinza del pelo (Canción)
Yo no quiero ser un superhéroe
con traje de licra
que viene, te salva
y se pierde de vista,
que no barre nunca,
que nunca viene a cenar;
que te dice “Cariño, te quiero,
te echo de menos.
Me voy obligado,
me esperan los malos.
Mañana me quedo
y mañana sigo igual”.
Yo no quiero vivir en la tele,
ser un rockefeller
que tiene de todo
y que nunca te tiene,
que invierte en tu vida
como en un negocio más;
y te vende una jaula de oro,
te llama “Tesoro”
y en fiestas y bodas
te viste a la moda;
te empieza alquilando
y te acaba por comprar.
Sólo quiero ser
el guardián de tu pinza del pelo
de tu risa y tu café.
Sólo quiero salvar
tu mirada de cada mañana
porque nada me hace falta si tú
estás.
Yo no quiero ser otro del coro,
cantar como un loro
diciendo palabras que escucho
de otro,
amar de memoria,
como dicen que hay que hacer;
y por eso me busco y me abro
siempre que te canto
y pinto palabras que sean tu
retrato,
las llevo conmigo
y las pongo a nuestros pies.
Sólo quiero ser
el guardián de tu pinza del pelo,
de tu risa y tu café.
Sólo quiero salvar
tu mirada de cada mañana
porque nada me hace falta si tú
estás.