El 25 de marzo del año 1835 se publicaron los cuentos de Hans Christian Andersen con títulos tan conocidos como "La Sirenita", "El soldadito de plomo", "Pulgarcita" o "El patito feo".
Es poco conocido que el célebre escritor de cuentos tan populares visitó España en dos ocasiones. De la primera de ellas en 1862, durante los meses de septiembre a diciembre, dejó reflejadas sus impresiones en el libro Viaje por España. Cuatro años más tarde atravesó nuestro país con destino a Portugal.
Conoció a personalidades relevantes del mundo de la cultura, sintió admiración y respeto ante nuestros monumentos y obras de arte, deteniendo su mirada en escenas cotidianas y familiares, protagonizadas por la chiquillería y personas de toda condición social. Andersen degustó nuestra excelente cocina popular y bebió el «agua tibia con anís» en tradicionales botijos. Acudió a la ópera, a la zarzuela, a los teatros y cafés de moda; presenció corridas de toros y fue testigo de excepción de la entrada de la reina Isabel II en la ciudad de Granada.
Andersen vino a España buscando «lo pintoresco» e imbuido por los ideales románticos que ligaban a nuestra tierra con las leyendas árabes, los romances del Cid y el espíritu caballeresco de Cervantes. Aunque tenía otro motivo mucho más especial: el recuerdo inolvidable de su encuentro con un soldado español cuando tenía tres años de edad: «Un día, un español me cogió en brazos y me dio a besar una medalla que llevaba sobre el pecho. Mi madre se enfadó por ello; aquello olía a catolicismo, decía. Pero a mí me gustaba aquella medalla y aun el mismo extranjero que me hacía saltar y me besaba llorando. Seguramente había dejado algún hijito en España».
La realidad que encontró fue sin duda muy diferente de la soñada. El viaje ilusionado que inicia por «el país del sol» y «del verano» poco a poco va perdiendo ese calor emocional y real. El desconocimiento que en España había respecto a su persona y su obra, noticias que le entristecen, los altos precios de los hospedajes y, aunque pueda parecer paradójico en una persona procedente del norte de Europa, el intenso frío del otoño castellano, hacen que precipite su regreso a Dinamarca.
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