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martes, 22 de febrero de 2022

LA MUJER Y LA LITERATURA REALISTA

Mujeres lectoras y mujeres protagonistas

El papel de la mujer en la literatura realista es de suma importancia, tanto por su condición de lectora como por la creación de personajes femeninos emblemáticos que encarnan los conflictos sociales y emocionales de la época. Existen varios estudios en torno a estos aspectos; sirvan como ejemplos los siguientes fragmentos de dos artículos.

               Las lectoras en el siglo XIX

" El acceso de la mujer a la cultura –me refiero a la cultura del libro y la lectura– es un hecho trascendental del siglo XIX, ignorado con escandalosa frecuencia y, sin embargo, de una evidencia aplastante. La presencia femenina se manifiesta en la abrumadora cantidad existente de revistas para mujeres –en su mayoría, además, dirigidas y escritas por mujeres–,muchas de las cuales, por otra parte, incluyen en sus páginas relatos breves, o novelas distribuidas en diferentes entregas, por lo común de naturaleza sentimental.
Hay también colecciones narrativas dirigidas a un público femenino, como la Biblioteca de señoras, Las galas del amor o la celebérrima Biblioteca rosa.
Como en cualquier relación de mercado, el crecimiento de la demanda provoca un incremento de la oferta. Y la nómina de narradoras del siglo XIX –dejando aparte los grandes nombres ya conocidos, desde Fernán Caballero a la Pardo Bazán– es riquísima, aunque para muchos lectores de hoy sus nombres no resulten ya familiares.
Pero, además, esta mujer que irrumpe como consumidora de literatura –y muy especialmente de narraciones– pertenece por lo común a una clase social acomodada; apenas tiene que ocuparse de tareas caseras –ni, claro está, desempeña actividades laborales– porque dispone de abundante servicio doméstico y, por consiguiente, de horas libres, mientras el marido atiende sus negocios, acude al café o participa en tertulias. Las formas de vida favorecen un distanciamiento entre los cónyuges y, dado que la mujer dedica horas de ocio a la lectura, este asunto –que podríamos enunciar como la soledad de la mujer casada–aparece a menudo en la novela decimonónica, que es, y no por casualidad, una novela centrada esencialmente en los tipos femeninos, desde La Gaviota, de Fernán Caballero, hasta las mujeres de Galdós –doña Perfecta, Gloria, Fortunata…– o de la Pardo Bazán, o la Ana Ozores de Clarín. La soledad y la insatisfacción ofrecen a menudo, como desembocadura dramática, el adulterio, y no es la literatura española la única en hacerse eco de esta situación frecuente."
                                                                                                     RICARDO SENABRE
                                                                             «La novela, entre dos siglos»

                  Las novelas de adulterio

" En Fortunata y Jacinta se establece un diálogo con la tradición misma de la novela de adulterio, introduciendo aspectos nuevos, renunciando a situaciones típicas y al triángulo unívoco. … Es una novela que presenta no un caso aislado de adulterio, sino todo un mundo al que este se incorpora. En realidad puede ser vista como una acusación social aún más fuerte que la de La Regenta. En Fortunata y Jacinta la situación sin salida adquiere matices más graves, subrayando el factor de las jerarquías sociales. Dedicando mucha más atención y espacio a la presentación de varios estratos de la sociedad madrileña en su evolución, uniéndolo a los acontecimientos históricos y la situación económica nacional, Galdós da a entender que estas dos historias no son algo excepcional, sino una muestra característica de la vida española. Se trata de una sociedad que adelanta por medio de casamientos, pero los respeta solo dentro de su propio círculo y clase social. … Lo que le interesa a Galdós no es tanto mostrar el caso particular como denunciar la actitud prevaleciente, la injusticia social general."
                                                              BIRUTÉ CIPLIJAUSKAITÉ
                                              «La adúltera “honrada”: Fortunata y Jacinta»




La mujer en la novela del siglo XIX

Durante la segunda mitad del siglo XIX, la mujer se convirtió en la protagonista de algunas de las obras más importantes de la literatura universal. Autores realistas y naturalistas indagaron en la psicología femenina y construyeron profundos análisis de la sociedad burguesa de su tiempo, abordando temas como la rutina, la falta de expectativas, la vida provinciana o la falsa moral de las clases acomodadas.
Entre esas novelas destaca, en primer lugar, Madame Bovary, de Gustave Flaubert, que sentó el modelo que más tarde seguirían Leopoldo Alas «Clarín» en La Regenta, y el novelista ruso León Tolstoi en Ana Karenina.

              La soledad de Emma 

Emma Bovary, casada con el médico Charles Bovary, acaba de tener un niño. Lleva una vida apacible en una pequeña villa francesa, pero se siente infeliz y desdichada. Allí conoce a un joven llamado León, de quien se enamora.

"León ignoraba que cuando salía de casa de ella, desesperado, Emma levantábase tras él para verle por la calle.
Inquietábanla sus acciones, espiaba su rostro, hasta inventó una historia para poder visitar su cuarto. La mujer del farmacéutico era para ella dichosísima porque dormía bajo el mismo techo, y sus pensamientos iban de continuo a posarse en aquella casa, como los pichones de El León de Oro, que acudían allí para remojar en los canales sus sonrosadas patitas y sus níveas alas. Pero mientras más percatábase de su amor, más y más lo reprimía, para que no se mostrase y disminuyese. Hubiera querido que León lo adivinase, y se imaginaba catástrofes e incidencias que a ello condujeran. Lo que, sin duda, la contenía era el espanto o la pereza, como asimismo el pudor. Pensaba que había exagerado la nota, que ya no era sazón, y que todo estaba perdido. El orgullo, además, y el placer de decirse: «Soy virtuosa», y de contemplarse, con resignado talante, en el espejo, consolábala un poco del sacrificio que creía hacer.
En aquel punto, los apetitos carnales, las codicias de dinero y las amorosas melancolías, todo confundiose en un mismo sufrimiento, y en lugar de desentenderse, su imaginación aferrábase más a él, excitándola a sufrir y buscando cuantas ocasiones se presentaban. Un plato mal servido o una puerta entreabierta eran motivos de irritación, y quejábase de no poseer vestidos de terciopelo, de su carencia de felicidad, de la excesiva elevación de sus ensueños, de la angostura de la vivienda.
Y lo que más la exasperaba era que Carlos no parecía percatarse de su suplicio. La convicción abrigada por su marido de hacerla dichosa considerábala como un necio insulto, y como una ingratitud, su seguridad a este propósito. ¿A qué, pues, su prudencia? ¿No era él, acaso, el obstáculo para toda felicidad, la causa de toda miseria y como la opresora hebilla de aquel complejo cinturón que la oprimía por todos lados?"
                                                                                            GUSTAVE FLAUBERT
                                                                                                    Madame Bovary


 Los pensamientos de Ana 

Ana Karenina visita a su hermano y a su cuñada en Moscú, donde conoce casualmente al joven conde Vronsky. Ella está casada y se mantiene fiel a su esposo; sin embargo, en su regreso en tren a San Petersburgo, no consigue dejar de pensar en el conde.


 «¡Gracias a Dios, todo ha terminado!», fue lo primero que pensó Ana Arkadievna cuando se despidió por última vez de su hermano, el cual permaneció en el andén, impidiendo la entrada al vagón, hasta que sonó por tercera vez la campana. Ana se sentó en su asiento al lado de Anushka, examinando todo en torno suyo, a la media luz del coche cama. «¡Gracias a Dios, mañana veré a Serioja y a Alexey Alexandrovich y reanudaré mi agradable vida habitual.»…Al principio no pudo leer. Le molestaba el ajetreo y el ir y venir de la gente; cuando el tren se puso en marcha fue imposible no prestar atención a los ruidos; luegose distrajo con la nieve que caía, azotando la ventanilla izquierda, el revisor que pasaba, bien abrigado y cubierto de nieve, y los comentarios respecto de la borrasca que se desencadenaba. Más adelante seguía repitiéndose lo mismo, el traqueteo, la nieve en la ventanilla, los bruscos cambios de temperatura, pasando del calor al frío,y viceversa; los mismos rostros en la penumbra y las mismas voces; pero Ana leía ya, enterándose del argumento. … Ana se enteraba de lo que leía, pero aquella lectura le resultaba desagradable, es decir, le molestaba el reflejo de la vida de otras personas. Tenía demasiados deseos de vivir ella misma. …El héroe de la novela estaba ya a punto de conseguir lo que constituye la felicidad inglesa: el título de barón y una finca, y Ana deseó ir allí con él, cuando de pronto creyó que aquel hombre debía de sentir vergüenza y ella la sintió también. Pero ¿por qué sentía vergüenza? «¿De qué me avergüenzo?», se preguntó, asombrada y resentida. Dejó el libro y se recostó en la butaca, apretando la plegadera entre las manos. No había nada vergonzoso. Repasó todos sus recuerdos de Moscú. Todos eran buenos y agradables. Recordó el baile, a Vronsky, con su rostro sumiso de enamorado, y el trato que tuviera con él: no había nada para avergonzarse. Pero al mismo tiempo, precisamente en este punto de sus recuerdos, la sensación de vergüenza aumentó, como si una voz interior le dijera cuando pensaba en Vronsky: «Te ha sido muy agradable, te ha sido muy agradable.» «Bueno, ¿y qué? –se preguntó con decisión–. ¿Qué significa esto? ¿Acaso temía enfrentarme con una cosa así? ¿Es posible que entre ese oficial tan joven y yo existan o puedan existir otras relaciones que las que tengo con cualquier conocido?» Sonrió con desprecio, abriendo de nuevo el libro; pero ahora le era completamente imposible entender lo que leía."
                                                       
                                           LEON TOLSTOI
                                                                                                                        Ana Karenina





jueves, 17 de febrero de 2022

LA REGENTA


" La heroica ciudad dormía la siesta. El viento sur, caliente y perezoso empujaba las nubes blanquecinas que se rasgaban al correr hacia el norte. En las calles no había más ruido que el rumor estridente de los remolinos de polvo, trapos, pajas y papeles, que iban de arroyo en arroyo, de acera en acera, de esquina en esquina, revolando y persiguiéndose, como mariposas que se buscan y huyen y que el aire envuelve en sus pliegues invisibles. Cual turbas de pilluelos, aquellas migajas de la basura, aquellas sobras de todo, se juntaban en un montón, parábanse como dormidas un momento y brincaban de nuevo sobresaltadas, dispersándose, trepando unas por las paredes hasta los cristales temblorosos de los faroles, otras hasta los carteles de papel mal pegados a las esquinas, y había pluma que llegaba a un tercer piso, y arenilla que se incrustaba para días, o para años, en la vidriera de un escaparate, agarrada a un plomo."

 Así comienza La Regenta de Leopoldo Alas "Clarín. Los conflictos existenciales, psicológicos y metafísicos de La Regenta y la técnica utilizada por Clarín para desarrollarlos constituyen lo "singular y escogido" de esta novela, que puede  ser considerada la mejor novela del siglo XIX. 


Os dejo unos enlaces para conocer la época, el autor , su obra...

Vamos a empezar con una presentación de la obra.

Vida de Clarín. Álbum familiar


Clarín a fondo 


La Regenta: serie de Tve española

viernes, 4 de febrero de 2022

Benito Pérez Galdós (1834-1920)

Benito Pérez Galdós es el autor más destacado del realismo español; un hombre abierto al progreso y con una idea crítica del patriotismo; concibió su obra narrativa como un medio para abordar los problemas de su tiempo: anhelos, inquietudes o frustraciones. Reflejó las estructuras sociales del momento, sobre todo la clase media en un ambiente urbano, Madrid; ahondó en realidades políticas y sociales a través de sus personajes y sus conflictos. Su obra constituye una verdadera crónica del siglo XIX español.


 Benito Pérez Galdós es el novelista más popular, más leído, más prolífico y más dotado de su época: un gigante que cubre con su obra cien años de la historia de España. Cuando llegó a Madrid en 1862 a estudiar Leyes, la ciudad “se le metió por los ojos”, absorbiendo toda su atención.
En Memorias de un desmemoriado, Galdós explica cómo “en aquella época de graves sucesos políticos”, que desemboca en la revolución que derroca a Isabel II, “respirando la densa atmósfera revolucionaria creía yo que mis ensayos dramáticos traerían otra revolución más honda en la esfera literaria”.

En estos años, de gran vitalidad, inquietud y curiosidad, Galdós vive en los cafés, en el viejo Ateneo y en el casino; pasea, observa y escucha al pueblo de Madrid, y viaja por España y Europa. En 1867 visita Parías y su Exposición Universal, y conoce las obras de los grandes novelistas, Dickens, Balzac, Stendhal y Flaubert. A su regreso a Madrid, entre 1865 y 1868, se dedica al periodismo y comienza a escribir La sombra y El audaz, que publica por entregas en la Revista de España.
La Revolución de 1868 y la Constitución del 69 representan la esperanza de una España democrática y liberal, pero los turbulentos acontecimientos e inestabilidad política que le siguen impulsan a Galdós a escribir La Fontana de Oro (1870), primera de sus novelas que supone una advertencia pública.

http://bib.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/57938341434460941754491/index.htm
  Si os apetece leerla, haced clic en la portada de la novela.

En los años que van desde 1873, en que comienza a escribir los Episodios Nacionales, hasta 1881, fecha de La desheredada, la primera de sus novelas contemporáneas, Galdós cree que es la clase media la que debe llevar a cabo la transformación política y social del país; y dirige sus esfuerzos, tanto en los Episodios como en sus novelas de carácter o de tesis (Doña Perfecta, Gloria, Marianela o La familia de León Roch), a luchar contra la intolerancia y el despotismo que, en su opinión, afectan a toda la vida nacional  e impiden la convivencia entre los españoles.
  
Entre 1873 y 1879 escribe dos series de diez episodios cada una (veinte novelas), a las que traslada los problemas de la situación política que está viviendo.
En sus novelas contemporáneas, Galdós inventa un mundo ficticio en el que refleja la realidad de la época y donde Madrid adquiere un papel protagonista. A través de los barrios madrileños, sus calles, plazas, iglesias, comercios y habitantes, el autor canario ofrece su visión de la España de la época.

Su realismo se enriquece con la creación de personajes más complejos que, en un momento histórico y en una situación social determinados, expresan sus sueños, sus fantasías, sus recuerdos y deciden según sus conciencias. Incorpora, además, elementos naturalistas: las causas biológicas y, especialmente, sociohistóricas de la conducta de los personajes; pero, finalmente, estos actúan movidos por sus valores.

La serie de novelas contemporáneas de Galdós se encuentran en prácticamente todas las bibliotecas , pero para aquellos que deseen leerlas en versión digital, aquí están:

http://bib.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/12937067559078288532624/index.htm


Tras Restauración de Alfonso XII (1874), Galdós deja de hablar de libertad y de tolerancia y comienza a hablar de justicia social. En las puertas del siglo XX, desengañado de la clase media, con los ojos puestos en el pueblo y en la única salvación del mundo por el amor y la fraternidad universal, escribe Galdós sus obras espiritualistas: Ángel Guerra, Nazarín, Misericordia y El caballero encantado.

El triunfo de Electra (1901) en el Teatro Español coincide con el malestar social y se interpreta como un arma política.(Si queréis leerla, pinchad en la imagen).Como la Generación del 98, Galdós quiere que España se transforme en un país nuevo, moderno y europeo. En 1910 se queda definitivamente ciego y, debido a su pensamiento radical, los grupos reaccionarios en el poder se oponen a que le concedan el Premio Nobel. En enero de 1920 muere.

La página de autor de la Biblioteca Virtual Cervantes nos aporta innumerables datos sobre su vida y su obra:

http://www.cervantesvirtual.com/bib/bib_autor/galdos/


La Casa-museo de Benito Pérez Galdos en Las Palmas de Gran Canaria.




miércoles, 26 de enero de 2022

La segunda mitad del siglo XIX: Realismo y Naturalismo

Para ir entrando en "materia" empezamos con dos videos:

El primero comprende todas las revoluciones, desde principios de siglo. Aquí recordaréis cómo llegó al poder Fernando VII y cómo su hija Isabel, cómo transcurrió el reinado de esta, el estallido de la Revolución Gloriosa, el reinado de Amadeo de Saboya y la llegada de la Primera República




Y  este que sintetiza las principales características del movimiento artístico y literario que se da en este período histórico: El Realismo

 

Y  este último que nos hace una visión literaria ,bastante amplia,  de todo el siglo XIX

domingo, 1 de febrero de 2015

La novela realista en Francia: Stendhal, Balzac y Flaubert


STENDHAL (1783-1842) . – Pseudónimo de Henry Beyle, la vida de Stehndhal en palabras de José María Valverde, podría ser la de un personaje suyo.
 Siguió a Napoleón en su campaña rusa, fascinado por esa figura que sirve de emblema a toda su obra. Sus protagonistas tienen mucho de jóvenes Napoleones soñando con el dominio del mundo desde la oscuridad del teniente en guarniciones de provincias. Un dominio que se pretende únicamente para después despreciarlo mejor. 
De estilo lacónico, exacto y despectivo, es famosa su afirmación de que leía todas las mañanas una página del Código Civil antes de ponerse al trabajo, para tener un modelo de claridad expresiva.  
Stendhal, aspiraba a que sus novelas reflejaran la realidad como "un espejo que se pasea por un ancho camino". Las notas que caracterizan su literatura son el estilo directo y ágil, gran penetración psicológica y actitud objetiva ante los hechos y personajes de sus obras.


Sus dos novelas importantes son El rojo y el negro (1831) y La cartuja de Parma (1839). 

 El rojo y el negro (también Rojo y negro) narra los intentos del protagonista, Julián Sorel, por ascender en la escala social. En esta novela Stendhal critica la hipocresía de la sociedad burguesa, basada en las apariencias.

La cartuja de Parma protagonizada por el joven Fabricio del Dongo, se desarrolla en Italia, en el ambiente enrarecido por las conspiraciones e intrigas de una pequeña corte durante los últimos años del imperio napoleónico.




BALZAC (1799-1850).- Trabajador infatigable, excesivo en todo, Balzac se propuso, según sus propias palabras “hacerle la competencia al registro civil” con la creación de más de 2.500 personajes en un proyecto inacabado que titularía La comedia humana y que debía comprender 137 novelas agrupadas en ciclos.

  “Pude ver que, en este aspecto, la sociedad se asemejaba a la Naturaleza. ¿La sociedad no hace del hombre, según los medios en que su acción despliega, tantos hombres diferentes como variedades existen en zoología? Las diferencias entre un soldado, un obrero, un administrador, un abogado, un ocioso, un sabio, un hombre de Estado, un comerciante, un marino, un poeta, un pobre, un sacerdote, son, aunque más difíciles de captar, tan considerables como las que distinguen al lobo, al león, al asno, al cuervo, al tiburón, al buey marino, a la oveja, etcétera. Han existido, pues, y existirán siempre, especies sociales como hay especies zoológicas. Si Buffon ha realizado una magnífica obra intentando representar en un libro el conjunto de la zoología ¿no estará también por hacer una obra del mismo género con respecto a la sociedad?”.
                                                                                Prólogo a "La Comedia Humana"

 De filiación napoleónica, en principio su posición era tradicionalista y jerárquica. Son bien conocidas sus relaciones con la burguesía y la aristocracia de la época y su matrimonio un mes antes de morir con la condesa Eveline Hanska con la cual había mantenido una larga relación. El resultado de sus narraciones es, no obstante, progresista, pues resalta las consecuencias del capitalismo mostrando simpatía por los rebeldes y desarraigados.

 La ambición de “expresar su siglo” se compagina en Balzac con una conciencia de sociólogo que le lleva a ser un infatigable explicador aficionado hasta el exceso a interpretarlo todo. Este afán explicativo produce, en opinión de José María Valverde, un grave problema de estilo.
No debe olvidarse tampoco que Balzac escribía acuciado por las deudas y que era habitual que vendiera, cobrara y diera título a obras que ni siquiera había empezado a escribir. Stefan Zweig atribuye a esta circunstancia la mayor parte de los errores de estilo de Balzac en su magnífica biografía del autor. Del mismo modo lo vieron contemporáneos como Baudelaire quien dijo que el único defecto que podía atribuírsele al gran historiador Balzac era que su “mal método de trabajo” producía un estilo difuso y atropellado que daba un tono de borrador a su obra. Flaubert, desde su torre de marfil de corrector incansable, dejó caer sobre Balzac un juicio demoledor al considerarlo “un inmenso buen hombre de segunda fila”.
 La variedad de ambientes, tipos y planteamientos en las obras de Balzac es mucho mayor de lo acostumbrado en esa época, pero la novela típicamente balzaquiana es la novela psicológico-social, centrada en uno o dos caracteres, sobre un fondo absolutamente real. 

 Así, por ejemplo, Grandeza y decadencia de César Birotteau, es una verdadera épica del tendero, que sale poco a poco de su quiebra, con ayuda del dependiente cojito enamorado de su hija, para terminar rehabilitándose y pagando sus deudas en la misma hora de su muerte.




 En Eugénie Grandet el conflicto sentimental, con el fracaso de la solterona, no es más que un fondo tras la figura del avaro construida con un gran realismo.

Si pinchas AQUÏ  puedes leerla (es bastante breve)
  Papá Goriot llega a alcanzar un tono trágico dentro de su ambiente realista al retratar a un viejo absorbido por el amor de sus hijas, que, elevadas en la sociedad, no le hacen caso, y al fin recurren a él sólo para sus trampas, dejándole morir abandonado.

 

FLAUBERT (1821-1880).- Gustave Flaubert introduce un cambio sutil pero profundo en la novelística francesa del siglo XIX: sus temas, en ocasiones, son los mismo que los de Balzac, pero su posición es fría, dirigiendo su crítica no tanto a las estructuras sociales cuanto al individuo mismo.
 Flaubert es un naturalista impasible, que describe sus mundos con la inexorable minuciosidad del arte por el arte.
Es fama que Flaubert escribía muy despacio, corrigiendo sin cesar; tanto más meticuloso cuanto más vulgar y corriente era el tema que tenía entre manos. Eso es lo que se observa en su más famosa novela: Madame Bovary (1857), trabajada durante seis años.

 A primera vista, se trata sólo de un “cuadro de costumbres”: en el fondo es una amarga sátira contra los sueños románticos. Emma Bovary es una provinciana con la cabeza llena de viento, que ha leído poco y mal, pero lo bastante para sentirse “incomprendida” y despreciar al buen burgués de su marido, terminando por caer en lamentables amoríos que ella se esfuerza por poetizar, pero que terminan por imponer su vulgaridad. Emma acabará envenenándose con arsénico y muriendo en una agonía tan minuciosa y exactamente descrita que el propio autor sintió en su propio cuerpo los síntomas mientras escribía.
Tras dedicar cinco años a Salammbô, historia de amor y de guerra en Cartago, Flaubert vuelve a su realidad circundante para trazar un agudo estudio psicológico en La educación sentimental (1869). Si bien Flaubert parece humanizarse más en alguna obra menor , su tendencia prevalente es siempre la de observar con impasibilidad secretamente satírica el esencial ridículo de la humanidad, acentuándolo con la misma fuerza de su estilo.


sábado, 24 de enero de 2015

La literatura, imagen de la vida

A mediados del siglo XIX empieza a tomar incremento la tendencia de que la literatura debe dar una idea lo más exacta posible de la vida;es decir reflejar la vida tal como la vida es.
  
  Las aulas de la vida cotidiana 
 No podía resistir la tentación de lanzarme a las calles en busca de una cátedra y enseñanza más amplias que las universitarias, las aulas de la vida urbana: el estudio y reconocimiento visual de las calles, callejuelas, angosturas, costanillas, plazuelas y rincones de esta urbe madrileña, que a mi parecer contenían copiosa materia literaria.
                                                   Benito PÉREZ GALDÓS Guía espiritual de España

Al mismo tiempo puede apreciarse en los jóvenes artistas una firme voluntad de trabajo, un deseo de perfección,que les lleva a romper una y otra vez las cuartillas que escriben hasta lograr lo que se habían propuesto.
Esta actitud marca una gran diferencia respecto de la seguida por los románticos,para quienes la obra de arte era el resultado de un momento de inspiración genial y por lo tanto irrepetible.

 De ahí que El Realismo sea la tendencia literaria que predomine durante la segunda mitad  del siglo XIX.
 La novela realista reflejará el ascenso de la burguesía, el crecimiento de las ciudades, el protagonismo social y político que reclaman las clases medias, y la aparición de una clase trabajadora cada vez más numerosa.
 Todos los sucesos políticos importantes de esta época serán retratados en las novelas: las guerras napoleónicas, las revoluciones liberales y las luchas obreras. Pero también la vida cotidiana, con temas como el adulterio, la pobreza o el arribismo (ambición desmedida por ascender en la escala social), será un motivo de inspiración para el escritor realista.
Al mismo tiempo, la alfabetización de amplias franjas de la población, el desarrollo de la industria editorial y la expansión de la prensa, donde a menudo aparecen novelas en forma de folletín, provocan la aparición de un numeroso público lector que espera con impaciencia las novedades literarias.
En esta época surge la figura del escritor profesional, que llegará incluso a dirigir verdaderos talleres de fabricación de novelas, formados por equipos de "negros" que trabajan para él.

    Algunas de sus características más importantes:
  • Narrador omnisciente: el narrador lo sabe todo acerca de sus personajes -su pasado, sus pensamientos...- y utiliza la tercera persona para desplegar un amplio abanico de acciones y descripciones que le proporciona al lector todos los detalles necesarios.
  • Estilo sencillo: el narrador tiende a poner su estilo al servicio de la narración, que es lo más importante.
  • Verosimilitud: las historias narradas deben ser creíbles para el lector, excluyendo la intervención de lo maravilloso y lo sobrenatural.
  • Contemporaneidad: la acción se sitúa con preferencia en la época contemporánea al lector, que puede leer así la novela como un documento social de actualidad.
  • Conflicto individuo/sociedad: a menudo, las novelas realistas recurren al tema del enfrentamiento entre el individuo y la sociedad, que suele saldarse con el fracaso de aquel.
En estos enlaces podrás conocer :










viernes, 7 de marzo de 2014

Trafalgar de Benito Pérez Galdós


"Aquella noche me acosté feliz,pensando en los acontecimientos que me aguardaban al día siguiente:navegar en el mayor barco del mundo, presenciar la batalla y la captura de los buques enemigos y luego volver a Cádiz,cubierto de gloria....." Esto es lo que piensa Gabriel Araceli antes de presenciar la terrible batalla  de Trafalgar. ¿Pero que sucedió realmente?

Esta creación infográfica de la batalla de Trafalgar (1805) te ayudará a comprenderla. Se trata de una aproximación al histórico combate naval, realizada con motivo del bicentenario del episodio bélico, que es parte de la memoria colectiva de los países contendientes.




 Algunas cuestiones para reflexionar:

1.- Los protagonistas de este Episodio tienen algunas características propias que los diferencian de otros.Por ejemplo, Gabriel es un joven valiente y gran observador, qué escribirías de Marcial, de don Alonso, de doña Francisca y de doña Rosita.
 2.- Don Alonso y doña Francisca, al igual que Marcial, ponen una nota de humor en el relato ante tanta barbarie. La preocupación del primero tras la derrota no fue la muerte de tantos hombres, sino lo que iba a hacer su mujer. ¿Recuerdas cuál era su temor? ¿Que opinas tú de eso? 
 3.- ¿Cuál es la característica más destacada del viejo Malespina? ¿Cuál es la mayor mentira que dice Malespina padre? 
 4.- A Marcial le gustaba poner motes o apodos a las personas, ¿recuerdas cómo llamaba a cada uno de los almirantes extranjeros? A él lo llamaban Medio-hombre, ¿sabes por qué? 
 5.-  Gabriel comprende el significado de la palabra «patria» en el transcurso de esta batalla. ¿Qué definición de patria ofrece el narrador en el texto al final del capítulo 7?
6.- Tras la derrota en la batalla de Trafalgar, Gabriel cuenta el trato que recibieron de los vencedores ingleses.¿Cómo podría calificarse? ¿Vergonzoso, humillante, normal, humanitario, desastroso, correcto…?
7.- Cuando don Alonso y el oficial inglés al mando del Santísima Trinidad recuerdan a los caídos en la batalla, ambos lloran. ¿Qué te parece este comportamiento?
8.- En el capítulo 10, Gabriel comprueba cómo españoles e ingleses, olvidando su enfrentamiento anterior, se afanan en salvar sus vidas a bordo de la lancha y dice: «Esto prueba que todos los hombres somos hermanos» (...). «Pero en todas las naciones hay hombres malos. Ellos son los que organizan las guerras para su propio beneficio, empujando mediante engaños a los demás a odiar a otras naciones. Eso no puede durar. Dentro de poco, los hombres se convencerán del disparate que suponen las guerras, y llegará un día en que se abrazarán para formar una sola familia».
¿Como calificarías estas afirmaciones de Gabriel?¿Crees que tiene razón? ¿Es una utopía propia de un lunático o un canto a la paz en el mundo?