La Unesco adoptó el 21 de marzo como Día Mundial de la Poesía durante su 30ª Conferencia General en París en 1999, con el objetivo de apoyar la diversidad lingüística a través de la expresión poética y fomentar la visibilización de aquellas lenguas que se encuentran en peligro. “El Día Mundial de la Poesía”, se afirma, “es una ocasión para honrar a los poetas, revivir tradiciones orales de recitales de poesía, promover la lectura, la escritura y la enseñanza de la poesía, fomentar la convergencia entre la poesía y otras artes como el teatro, la danza, la música y la pintura, y aumentar la visibilidad de poesía en los medios”.
En 2022: Poesía para la Paz
El 21 de marzo de 2022 coincidirá con uno de los
momentos más duros del siglo XXI: tras una grave crisis económica y una
terrible pandemia, aún no resuelta, una guerra en las puertas de Europa nos
hace recordar también otros graves conflictos bélicos en otros lugares del
planeta.
Nuestro Premio Nobel Vicente Aleixandre dejó escrito en el último de los aforismos de Poesía, moral, público (1950), como una letanía
profana que expresa la profunda conexión entre poesía y vida, lo siguiente:
“Fuente de amor, fuente de conocimiento; fuente de
descubrimiento; fuente de verdad, fuente de consuelo; fuente de esperanza,
fuente de sed, fuente de vida. Si alguna vez la Poesía no es eso, no es nada”.
Por ello, el Día Mundial de la Poesía 2022 va a ser celebrado en muchos lugares con Poemas para la Paz, a fin de mantener la esperanza y ofrecer consuelo en tiempos tan duros.
La entonces Directora General de la Unesco, Irina
Bokova, en su mensaje con ocasión del Día Mundial de la Poesía 2013,
indicó muy acertadamente: “La poesía es un viaje: no un viaje fuera de la
realidad, sino frecuentemente a lo más íntimo de las emociones, las
reivindicaciones y las esperanzas de las personas. La poesía da forma a los
sueños de los pueblos y a las expresiones más altas de su espiritualidad; la
poesía da también valor para cambiar el mundo”.
Poesía necesaria
En su conocido poema “La poesía es un arma cargada de
futuro”, Gabriel Celaya afirma la necesidad de la poesía:
Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.
Miguel
Hernández, en la dedicatoria a Vicente Aleixandre de su libro Viento del pueblo (1937), nos proporciona las
más hermosas palabras sobre el compromiso de la poesía con la vida:
“Los poetas somos viento del pueblo:
nacemos para pasar soplando a través de sus poros y conducir sus ojos y sus
sentimientos hacia las cumbres más hermosas. Hoy, este hoy de pasión, de vida,
de muerte, nos empuja de imponente modo a ti, a mí, a varios, hacia el pueblo.
El pueblo espera a los poetas con las orejas y el alma tendidas al pie de cada
siglo”.
En su libro Pido la paz y la palabra (1955), Blas de Otero escribió un gran poema que reclama la urgencia
de la Paz.
En el nombre de España, paz.
El hombre
está en peligro. España,
España, no te
aduermas.
Está en peligro, corre,
acude. Vuela
el ala de la noche
junto al ala del día.
Oye.
Cruje una vieja sombra,
vibra una luz joven.
Paz
para el día.
En el nombre
de España, paz.
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