lunes, 8 de marzo de 2021

El Renacimiento: contexto histórico y cultural


 

El mejor artesano […] dio al hombre una forma indeterminada, lo situó en el centro del mundo y le habló así: “Oh Adán: no te he dado ningún puesto fijo, ni una imagen peculiar, ni un empleo determinado. Tendrás y poseerás por tu decisión y elección propia aquel puesto, aquella imagen y aquellas tareas que tú quieras. A los demás les he prescrito una naturaleza regida por ciertas leyes. Tú marcarás tu naturaleza según la libertad que te entregué, pues no estás sometido a cauce angosto alguno. Te puse en medio del mundo para que miraras placenteramente a tu alrededor, contemplando lo que hay en él. No te hice celeste ni terrestre, ni mortal ni inmortal. Tú mismo te has de forjar la forma que prefieras para ti, pues eres el árbitro de tu honor, su modelador y diseñador. Con tu decisión puedes rebajarte hasta igualarte con los brutos, y puedes levantarte hasta las cosas divinas”
Giovanni Pico de la Mirandola, “Discurso sobre la dignidad del hombre”, en VV.AA.: Humanismo y Renacimiento, Madrid, Alianza Editorial.

El Renacimiento es un gran movimiento cultural que, tomando como referente el acervo cultural y artístico de la Antigüedad grecolatina, se difunde rápidamente, aunque de forma desigual, por el continente europeo durante los siglos XV y XVI y que afecta a todas las áreas del saber y del arte.
La base de la cultura renacentista se halla en el Humanismo y todo lo que atañe al hombre, a su dignidad y a su preeminencia sobre las demás cosas del mundo. Sus orígenes se sitúan en Italia, y desde finales del siglo XIII va extendiéndose al resto de Europa. El término Renacimiento se popularizó a partir del siglo XIX con el Romanticismo.
En esta época se van asentando los cimientos del pensamiento moderno, basado en el uso de la razón y en la observación directa de la realidad. Aunque no se abandona la fe religiosa, se supera el teocentrismo medieval y se dan los primeros pasos hacia una visión más racionalista y científica de la realidad.

Cambios históricos y socioculturales del Renacimiento

Durante el siglo XVI se consolidan en Europa importantes cambios históricos y socioculturales que venían anunciándose desde el siglo XIII.

  • Fin de la sociedad feudal y centralización del poder de los reyes. Esto supone la configuración de las estructuras administrativas, económicas y militares de los estados modernos.
  • Ampliación de las expectativas del hombre, a raíz del descubrimiento de América.
  • Expansión económica y consolidación del sistema monetario; crece la importancia del comercio.
  • Mayor separación entre Iglesia y Estado: los reyes tienen mayor independencia frente al papado. La Iglesia pierde el control hegemónico sobre el arte y la cultura que tenía en la Edad Media. La sociedad es cada vez más secular y menos religiosa.
  • Auge de las lenguas vernáculas que dejan de considerarse inferiores con respecto al latín, aunque esta lengua sigue siendo la oficial en el mundo de la diplomacia y la cultura.

Todos estos cambios están relacionados con el desarrollo de la burguesía, que va imponiendo una nueva mentalidad en las elites intelectuales. Los burgueses son comerciantes y artesanos que viven en las ciudades (burgo); frente a los nobles, que han heredado cuanto poseen —riqueza, linaje, honor—, el burgués se presenta como el hombre hecho a sí mismo, orgulloso de su inteligencia y de su “saber hacer”.

El norte de Italia, donde la burguesía comenzó a mostrarse muy activa ya desde el siglo XIII, llegó a ser en el XV, la zona más rica y floreciente de Europa, idónea para convertirse en un gran foco cultural financiado por las familias adineradas (los Médicis en Florencia y los Sforza en Milán), que tenían como signo de ostentación la adquisición de obras de arte y el mecenazgo de artistas. Los papas, a su vez, convirtieron Roma durante el siglo XVI en un importante centro del arte y la cultura renacentistas

Características generales del Renacimiento

La novedad del Renacimiento gira en torno a tres ejes principales:

La exaltación del mundo clásico

0007774225El Renacimiento se caracteriza por la recuperación de la cultura grecolatina, cuya importancia había sublimado el Humanismo. Los humanistas, al redescubrir el mundo clásico, fijan en este el ideal de belleza y perfección al que se debía aspirar. Se contempla la Antigüedad como “la medida eterna de una vida elevada y la norma de toda ilustración” (Hans Freyer). Pero no es la Antigüedad la que renace, sino Occidente quien resucita con la fuerza y el carácter extraído del conocimiento de la Antigüedad.

Desde estos planteamientos, el arte y la literatura del Renacimiento imitan formalmente los modelos clásicos y se llenan de referencias culturales al mundo grecolatino, especialmente a su mitología. El estilo artístico y literario del Renacimiento sigue el canon clásico de belleza, basado en la armonía de las formas, la proporción, el equilibrio y la naturalidad. 

Lo auténtico está en la realidad tal y como esta se ofrece, que es “lo natural”. Hacia la segunda mitad del siglo XVI, el artista derivará en otra estética más artificiosa denominada manierismo.


El individualismo

Miguel Angel (David)


El Renacimiento será la época en la que se supera progresivamente el teocentrismo medieval en favor de un antropocentrismo moderno. Gana terreno otra sensibilidad más optimista y vital, en la que predomina un sentimiento de seguridad y autoafirmación. El hombre, consciente de su capacidad inventiva, proclama su superioridad en la naturaleza y sabe que el esfuerzo le puede llevar a perfeccionarse y a lograr “fama y hacienda”. Esto le hace sentirse más orgulloso y sensible a los placeres de la vida terrena, cuya brevedad merece la pena aprovechar. Dios sigue siendo el motor de su existencia, pero el hombre se concibe como el mayor logro de la creación.

La naturaleza

275px-HeliocentricLa mirada que el hombre dirige ahora hacia la naturaleza y sus leyes es crítica y racional. Se pretende “ordenar” el mundo a su alrededor para que pueda ser comprendido por la inteligencia. La razón (y no solo la “autoridad”, como en la Edad Media) empieza a valorarse como instrumento de conocimiento. El Renacimiento es una época muy dinámica, que muestra una gran curiosidad intelectual que dará sus frutos en el siglo XVII, cuando Galileo y Descartes consoliden las bases de la ciencia moderna.

Entre los científicos del XVI podemos recordar a Nicolás Copérnico (1473-1543), quien proclama el heliocentrismo —los planetas giran alrededor del Sol—frente al geocentrismo medieval —la Tierra ocupa el centro del universo—, aceptado y defendido por la tradición cristiana.

El espíritu religioso. Reforma y Contrarreforma

220px-Vulgate_1En el terreno religioso surgen planteamientos nuevos que renuevan el espíritu y los comportamientos religiosos: frente a la prohibición medieval de traducir y comentar libremente las Sagradas Escrituras, cuya versión oficial era la Vulgata de San Jerónimo, el individualismo renacentista alienta, desde dentro de la Iglesia católica, una actitud crítica que defiende la libre interpretación de la Biblia y cuestiona la autoridad del Papa.

Surge así la Reforma protestante, encabezada por el alemán Martín Lutero (1483-1586) y el francés Jean Calvino (1509-1564). La Iglesia responde con el Concilio de Trento (1545-1563) del cual surge la Contrarreforma, que fija la moral y el dogma católicos. En este momento, el cristianismo, la gran fuerza espiritual de Europa en la Edad Media, se escinde en dos concepciones religiosas que dan origen a guerras de religión durante dos siglos y que llegan a tener repercusiones importantísimas.

200px-Holbein-erasmusLa renovación religiosa llega también con el humanista holandés Erasmo de Rotterdam (1469-1536), que, si bien no se sumó a la Reforma, fue un espíritu crítico con la Iglesia, al censurar su relajación de costumbres y su excesivo formalismo y ostentación. Defensor de una religiosidad más auténtica e intimista, fue el autor del Enchiridion y del famoso Elogio de la locura, obras que ejercieron una gran influencia en el mundo renacentista. Sus ideas calaron en muchos autores (Cervantes, entre otros), originando el erasmismo en España.

Hans_Holbein,_the_Younger_-_Sir_Thomas_More_-_Google_Art_ProjectAl igual que Erasmo, el humanista inglés Tomás Moro (1478-1535) mantuvo una actitud reticente frente a la Reforma, cuando se inició esta en Inglaterra, y desaprobó el divorcio de rey Enrique VIII. Por ello fue encarcelado y ejecutado como traidor. Su famosa obra Utopía (escrita en latín, como conviene a un intelectual renacentista) es un relato de fantasía política, muy del gusto inglés.

LuisVivesMuy vinculado a Erasmo estuvo el humanista valenciano Luis Vives (1492-1540), hombre de gran talla intelectual y moral, que gozó de gran prestigio en los círculos culturales de su tiempo. Como Erasmo y Tomás moro, a quienes conoció y trató, fue un espíritu universal que intentó conciliar los valores del mundo clásico con la ética cristiana, fórmula que juzgaba perfecta para la tan deseada formación humanista del hombre, que siempre defendió.

El neoplatonismo

concepto-de-neoplatonismo-300x227

En la base de la estética renacentista hay una reactualización del pensamiento del filósofo griego Platón, basado en la oposición entre el mundo material y el mundo de las ideas. El alma, la parte espiritual del hombre, procede de ese mundo de las ideas, y allí desea regresar. En ese estado ideal o metafísico, una fuerza cósmica, que es el amor, impulsa la unión de unos seres con otros para que puedan alcanzar la suma perfección y aproximarse a la divinidad. La misión del hombre es descubrir la belleza oculta en la naturaleza, que se materializa en lo que vemos: el paisaje, el cuerpo humano o la obra de arte. La vista es el sentido principal para admirar la belleza. Su contemplación produce un goce estético que eleva el espíritu y lo acerca a Dios. Si Dios crea al hombre, la vivencia plena de esa “humanidad” lleva a Dios. El amor es un sentimiento sublime que surge precisamente de esta inclinación de las almas hacia la belleza, y así lo recogerán las formas artísticas.

Leon_HebreoEl neoplatonismo alcanzó gran difusión a través de los Diálogos de Amor de León Hebreo, escritor judío de origen portugués emigrado a Italia, que influyó poderosamente en los poetas del Renacimiento.

El amor neoplatónico desarrollado por Baltasar de Castiglione en El cortesano se basa en que el hombre puede superar las necesidades eróticas cuando su razón le hace comprender que el amor será tanto más intenso y perfecto cuanto más se espiritualice el erotismo. Así el amante al admirar la belleza de la amada ascenderá a la admiración de la belleza de todo lo creado por Dios. De esta manera el amor humano es un camino de acercamiento a la divinidad.

El “hombre del Renacimiento”

Baldassare_Castiglione,_by_Raffaello_Sanzio,_from_C2RMF_retouchedEl Renacimiento, como todos los movimientos innovadores, fue elitista y afectó principal a una minoría culta. La curiosidad intelectual, el cultivo de la persona y el vitalismo del “hombre del Renacimiento” lo llevan a querer saberlo todo y a vivir intensamente. Encarna esta aspiración la figura del cortesano, cuyo modelo fija el italiano Baltasar de Castiglione (1478- 1529) en su obra El cortesano.

El caballero renacentista debe ser diestro en el manejo de las armas —igual que el medieval— pero, además, debe poseer una dimensión humanística y creativa. Quiere ser a la vez erudito, soldado, artista y científico; refinado y elegante con las damas, seductor y ferviente enamorado. Su conducta se regirá por la ética y por la aspiración a una fraternidad humana ideal, ambas fruto de la filosofía moral humanista. Los poetas Jorge Manrique y Garcilaso de la Vega se aproximan, en muchos aspectos, a este modelo.

Y así nuestro cortesano, además de linaje, debe tener buen ingenio y sea gentil hombre de rostro y buena disposición de cuerpo, y alcance una cierta gracia en su gesto que le haga parecer bien a primera vista y ser de todos bien amado.
Pienso que el principal y más propio oficio del cortesano sea el de las armas, las cuales sobre todo se traten con viveza y gallardía; que sea fiel y esforzad y que lo sea siembre
Puédense también hallar muchos otros ejercicios, los cuales traen siempre consigo una animosa lozanía de hombre. Entre estos son los principales la caza y la montería; no daña saber nadar. Hace asimismo al caso tener la habilidad en saltar y correr.
Nuestro cortesano tendrá gracia, especialmente en el hablar, deberá huir de la afectación, porque la facilidad y la llaneza siempre andan con la elegancia. Todo esto se haga tan sin trabajo que el que escuchare piense que esto no es nada de hacer y que está en la mano hacerlo él también.
Hará el caso que sea músico y ha de ser diestro en tañer diversos instrumentos. Porque ningún descanso ni remedio hay mayor ni más honesto para las fatigas del cuerpo y pasiones del alma que la música.

 Baltasar de Castiglione, El cortesano (adaptación).

No hay comentarios:

Publicar un comentario