domingo, 10 de enero de 2021

El poema de la semana

Volvemos a retomar la poesía, esta vez  de la mano de nuestra compañera Eva Martínez, profesora de lengua y literatura española que ha elegido un poema de Emilio Prados (Málaga, 1899- Ciudad de México, 1962).


 "En este recién estrenado 2021, el Centro Andaluz de las Letras lo ha elegido poeta del año para otorgarle el merecido reconocimiento del que aún su obra y su persona no han disfrutado. Nosotros nos queremos unir a este propósito con la lectura de su poema "Rumor de espejos", del libro Río natural (1957), en el que Emilio Prados lleva a cabo un ejercicio de introspección, de autoconocimiento, a través del sueño, como proceso interiorizador que consideró necesario en muchos momentos de su vida para recrear su subconsciente como motor de su poesía"

 

RUMOR DE ESPEJOS

El cuerpo en que yo vivía
nunca supo de mi cuerpo.
Nada preguntó por él
y de mí salió sin verlo.

Llegó a una fuente. En sus aguas
vio la flor azul del cielo:
-Di, ¿Cómo te llamas, flor?...
-Nombre soy de tu silencio.

Nada entendió. Subió al monte
de la soledad. El viento,
se desnudaba en la cumbre
de Dios, todo su misterio.

-Di, viento: ¿Cuál es tu nombre?...
-Nombre soy de tu silencio.
Y dos águilas volaron,
resbalando, hasta mi sueño.

Siguió mi cuerpo tras ellas,
olvidándose en su vuelo,
de sí mismo, y nuevamente
entró en mí, sin yo saberlo.

¿Y está en mí?... (Busco su nombre;
pero al buscarlo, me pierdo
dentro del mundo que trajo
mi cuerpo hasta mi silencio.)

«¿Lleno de ti mismo estás
y buscas nombre a tu cuerpo?»,
siento que un rumor me canta,
quebrando, en mí, dos reflejos...

Llamo en él y en él estoy.
Salgo de mí y en él entro...

¡Aún no conozco mi nombre
pero sé que lo navego!
 

                                          EMILIO PRADOS, el poeta de la sonrisa clara. 
 

 
"Emilio era muy guapo y tenía una sonrisa con unos dientes preciosos. Cuando lo volví a ver en México en 1947 (...) estaba triste, mal vestido, pero seguía fiel a sí mismo en su bondad y en su firmeza moral".   
 
Con estas sentidas palabras, Isabel García Lorca, hermana pequeña del célebre poeta Federico García Lorca, recordaba la fidelidad del poeta malagueño del 27 a sus principios, a pesar de la crisis emocional que tuvo que soportar por causa del exilio que afectó a él como a tantos otros españoles que padecieron la Guerra Civil.
 
  Su compromiso con la República lo quiso dejar bien claro en distintos momentos de su vida, como en 1937 cuando colaboró en la edición del Romancero general de la guerra de España y participó en el Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura o en numerosas publicaciones, como El llanto subterráneo (1936), Llanto en la sangre. Romances 1939-1936 (1937) y Cancionero menor para los combatientes (1938).
 
 Las familias Prados-Lorca se conocían desde que en 1912 Emilio y Federico coincidieron en Málaga y luego en la Residencia de Estudiantes de Madrid, donde los dos jóvenes estrecharon aún más su amistad durante aquellos años de fructífero intercambio artístico con otros destacados creadores del momento, como Juan Ramón Jiménez, Manuel de Falla, Luis Buñuel, Salvador Dalí y demás componentes del Grupo del 27. Tras la muerte de Federico, Emilio publicó un merecido homenaje a su amigo, del que es un ejemplo notable su poema "Llegada" en el que el malagueño expresaron insistencia su incredulidad por tan inesperado suceso:

¿En dónde estás, Federico?
Yo este rumor no lo creo.
Yo este rumor no lo creo.
¡Cómo me duelen las balas
que hoy circundan tu recuerdo!
¡Cómo me duelen las balas
que hoy circundan tu recuerdo!
 
 
Estudiantes en frente de la Residencia de Estudiantes
    
 No obstante, su estancia en la Residencia de Estudiantes se vio truncada por una grave enfermedad pulmonar que le obligó a trasladarse a un sanatorio de Suiza. Una vez recuperado, desde allí marchó a Berlín y Friburgo para completar su formación universitaria.
 
 De vuelta a España, en el terreno literario, fue imprescindible su labor como impresor en la revista literaria Litoral que fundó en su tierra natal en 1926 junto a otro poeta malagueño del grupo, Manuel Altolaguirre, a los que más tarde se unió José Mª Hinojosa. Su labor al frente de esta publicación fue decisiva para difundir la creación poética de sus compañeros en esos años en que se fundía la tradición poética española más popular y pura con las corrientes vanguardistas provenientes de Europa, en especial de Francia. Emilio Prados era lector habitual de las revistas francesas que informaban de todas las novedades artísticas y se interesó especialmente por el surrealismo.
 
    AQUÍ puedes leer algunos de sus  poemas.

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