domingo, 19 de enero de 2020

La prosa medieval castellana: Alfonso X el Sabio. Colecciones de cuentos medievales

Hasta el siglo XII la prosa literaria estaba escrita en latín. Gracias al impulso renovador de Alfonso X y la Escuela de Traductores de Toledo, la lengua castellana alcanzó la madurez necesaria para la aparición de los primeros textos narrativos.


ALFONSO X, EL SABIO

 Alfonso X pretendió conservar por escrito todo lo que tenía importancia política, social, económica o científica, de ahí la gran variedad temática que presenta su obra.En los siguientes enlaces  podéis ver los manuscritos de sus interesantes libros:






Para saber más de este Rey Sabio podéis visitar  la Biblioteca Virtual Cervantes 










 
 Además de su obra en prosa, hay que recordar que escribió las Cantigas de Santa María en gallego portugués.


COLECCIONES DE CUENTOS o EXEMPLOS

A lo largo del siglo XIII, el castellano servirá ya también de vehículo a la prosa de ficción. Son numerosas las colecciones de cuentos o exemplos también de origen oriental, como el Calila e Dimna y el Sendebar.


Calila e Dimna es una colección de cuentos de origen oriental, que se ciñen al modelo de preguntas y respuestas propio de los manuales de educación de príncipes. En este caso, el diálogo se produce entre un rey y un filósofo.  Las preguntas dan paso a fábulas protagonizadas por animales entre los que dos chacales, Calila y Dimna, son los que más relatos protagonizan. Don Juan Manuel copiará la estructura de este libro para su Libro del conde Lucanor.


 Para leer el texto completo, pulsa aquí.

El Sendebar, también llamado Syntipas o Libro de los engaños (debido a su título completo, Libro de los engaños e los asayamientos de las mujeres), es un libro de cuentos o exempla castellano de mediados del siglo xiii, que recoge una colección de cuentos árabes que a su vez proceden de la tradición cuentística persa o hindú.


El pretexto narrativo que enmarca los cuentos es la leyenda del hijo único de Alcos, rey de Judea, que rehúsa los ofrecimientos amorosos de una de las mujeres del harén de su progenitor. Este rechazo provoca que la cortesana lo acuse falsamente de intentar violarla, en conexión con el motivo bien conocido de la madrastra malvada. El joven príncipe es sentenciado a muerte y, por consejo de su ayo Çendubete, se ve obligado a guardar silencio por espacio de siete días. Para entretener la espera de su destino, los sabios de la corte le narran cuentos que, en correspondencia con estos antecedentes, tienen carácter misógino; entre estos, su madrastra cuenta otros que tienen por objeto condenar al infante. El desenlace, sentenciado por el rey, es la condena de su madrastra a morir en un “caldero seco” al fuego, mientras que el príncipe se salva.

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