El próximo 24 de octubre se celebra en España, como cada año, el Día de las Bibliotecas. Una iniciativa de la Asociación Española de Amigos del Libro infantil y Juvenil que tuvo su origen en el año 1997. Desde entonces, Amigos del Libro se ha esforzado en dar a conocer y reconocer la labor de las bibliotecas, sus servicios, sus recursos profesionales y agradecer y reconocer la labor de los bibliotecarios y las bibliotecarias.
A partir de este año se incorpora el lema "Aptas para todos los públicos", que estará presente en las todas actividades que se pongan en marcha. Además, la celebración del Día de las Bibliotecas tendrá un hilo conductor diferente cada año.
Para 2019 se decidió como tema para la celebración “la igualdad de género”, de acuerdo con el eje transversal del Plan Estratégico del CCB 2019-2023. Este año la celebración tendrá lugar en las bibliotecas de Gandía y contará con la participación de bibliotecarios, escritores, ilustradores, narradores de historias, editores, profesores, miembros de la asociación, responsables políticos y entidades que fomentan el uso de las bibliotecas.
El pregón de este año, que reproducimos a continuación, es obra de la escritora Gemma Pasqual, y el cartel ha sido realizado por el ilustrador Miguel Calatayud.
La sin cuento
No quería ser princesa, no quería ser liberada por el príncipe azul. Tampoco que el beso de un Príncipe la devolviera a la vida; ni que la salvara de la explotación infantil, no quería esconderse en la casa de los siete enanitos y ser su criada hasta que un príncipe la viniese a rescatar. No era capaz de renunciar a su voz por el amor de un muchacho; ni esperaba que San Jorge la salvara del dragón. Nobles princesas condenadas a dormir o al silencio, por orden de una madrastra, de un padre o de un hada buena.
Y se calzó sus zapatos rojos y huyó de su cuento, corrió y corrió buscando refugio, convirtiéndose en una sin cuento. Era una sin libro, una sin papeles, no la querían en ninguna parte.
En una cáscara de nuez navegó por el Mar de las Letras, y naufragó. Nadaba contracorriente, fuertes olas de frases la ahogaban, y cuando se dio por vencida y se abandonó a su suerte, de repente, la salvó la capitana Pippi Långstrump, una niña libre, generosa, que nunca se aburría, que se atrevía a cuestionar el razonamiento de los adultos. Acompañada por Matilda navegaban por el mar de las letras para rescatar a todos aquellos personajes que se aventuraban a cruzar el mar buscando un cuento mejor. Heroínas con fuerte sentido de la justicia y del deber de proteger a los más débiles.
Finalmente, después de muchas tribulaciones llegaron a puerto seguro, el Puerto de la Biblioteca, el Paraíso del que le había hablado Borges. Un lugar lleno de tesoros hundidos, como le había dicho Virginia Woolf; una nave espacial que la llevaría a los puntos más lejanos del universo; una máquina del tiempo que la transportaría al pasado lejano y al lejano futuro; una salida a una vida mejor, más feliz y más útil, como le explicó Isaac Asimov. Un lugar donde no necesitaba ser princesa para ser la protagonista de todos los cuentos.
Larga vida a las bibliotecas, refugio de todos, también de los sin cuento, de los sin libro, de los sin papeles, de las niñas que no quieren ser princesas y de los niños que no quieren ser héroes. Larga vida a los bibliotecarios y bibliotecarias, guardianes del Paraíso, de máquinas del tiempo y de grandes tesoros como son los libros.
(Texto: Gemma Pasqual. Cartel: Miguel Calatayud)
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