“Sabemos que los peligros literarios no pueden alcanzarnos, por eso el miedo se convierte en placer, porque, si el mal que nos amenaza está entre las páginas de un libro, siempre podrá ser controlado o vencido".
Andrea es una mujer de 40 años que una tarde de reunión en casa de una amiga se acuerda de un hecho insólito y misterioso de su infancia que sucedió una tarde de septiembre hace 30 años cuando ella vivía en un pueblo de Extremadura con sus padres. A partir de ese momento siente la curiosidad de descubrir qué sucedió aquella tarde de septiembre en la que un inesperado y violento trueno perturbó la tranquilidad tanto en el pueblo como en su casa.
Este hecho origina que su madre la cambie de habitación porque dice haber visto un ser misterioso sobre la mecedora, “la tejedora de la muerte”, y con el tiempo deciden irse a vivir a la ciudad.
“Lo único que percibo es un desagradable olor a polvo envejecido. Es el olor del tiempo muerto, de las cosas que fueron y ya no son.”
Cuando Andrea se acuerda de estos hechos vuelve a Extremadura, a su antigua casa, para intentar descubrir qué sucedió aquella tarde. Pretende que Rosa, la mujer que ayudaba a su madre en las tareas domésticas, le cuente lo que sucedió pero se encuentra con que ella murió hace dos meses. Mª Francisca, la hermana de Rosa será la que le dé a Andrea las claves para descubrir lo que aconteció. A partir de este momento suceden una serie de hechos
que nos desvelarán exactamente cuál era el misterio de la mecedora y de la “tejedora de la muerte”
Ahora que ya conoces cuál es "misterio" te propongo que ocupes el lugar de la autora Concha López Narváez y escribas otro final "sorprendente" para La tejedora de la muerte.
Al coger las agujas,sentí un escalofrío en mi cuerpo.
ResponderEliminarMe di la vuelta para examinar mejor las agujas e intentar deducir que hacían allí.
Estaba sentada en la cama y vi la mecedora moverse y allí estaba,el espíritu de la tejedora de la muerte.
Vi que se acercaba poco a poco a mi.Yo,me quedé paralizada del terror.
Llegó a mi y tomó las agujas que estaban en mis manos.Me las clavó y me encontré de pronto dentro de su espíritu,me di cuenta que yo era la tejedora de la muerte,que todo ocurrió para que yo me diese cuenta de quien era realmente,la tejedora de la muerte.
Cuando se encontró las agujas y el tejido con las diez franjas, se asustó, pero le entró una curiosidad mayor que la de antes. Entonces, cogió las agujas y comenzó a tejer. De repente, notó grandes cambios en su cuerpo: le desaparecieron las piernas de tal manera que solo las podía ver ella,así continuó con todo su cuerpo y se le recogió solo el pelo de tal manera que acabó con un moño un tanto mal hecho y se quedó para siempre en la vieja casona para asustar a todo el mundo que entrase. Desde entonces,
ResponderEliminarla llaman la "nueva tejedora de la muerte", y dicen que sigue en la actualidad en la vieja casona tejiendo en la mecedora.
Entonces una mano me agarró cuando me caía. Era la tejedora de la muerte que no iba a dejarme marchar de la casa. Quería que me quedase con ella y que la sustituyese cuando ella estuviera cansada y hubiese alcanzado la paz. Yo me resistí a ella y caí al suelo, se abalanzó sobre mí, trate de quitarmela de encima, entre forcejeos conseguí liberarme de ella. Me levanté como pude y medio arrastrándome ya que me había agarrado un pie, conseguí levantarme y salí corriendo por la puerta dejando allí mi maleta y jamás volví.
ResponderEliminarAndrea revisaba en su antiguo dormitorio que no se olvidaba nada,miró todos los cajones,armarios,debajo de la cama... alcanzó el brazo para ver en el altillo y percibió un tacto extraño,se limitó a cogerlo y de repente salió una luz blanca destellante que convirtió a Andrea en una anciana ya vieja y arrugada, sentada en una mecedora de madera tejiendo. La Tejedora De La Muerte...
ResponderEliminarCuando Andrea descubrió las afiladas agujas , sintió que le faltaba el aliento. Al cabo de unos instantes, parecía que no estaba sola en la habitación. Giro lentamente su cabeza, pero no había nadie ,aunque seguía sintiendo que la observaban. Cogió apresurádamente sus maletas y salió de la habitación. Cuando llegó al rellano de las escaleras se acordó de las agujas de tejer. Volvió de nuevo a la habitación y dejó las agujas enmohecidas encima de la mecedora no sin antes deshacer lo que estaba tejido y mientras lo deshacía pensaba "¡no volverás a tejer ninguna muerte más y menos la mía!". Cuando salió de aquella casa, recordó todo lo que le había pasado allí. Sólo giró su cabeza para ver por última vez la casa. De repente, se dió cuenta de que en la ventana de su habitación, se veía a alguien allí, era la tejedora de la muerte. Comprendió que su espíritu nunca se marcharía de aquella casa, porque esa casa era suya para siempre.
ResponderEliminarAl ver las agujas las metió en la maleta y se fué a su casa.
ResponderEliminarCuando llegó su marido de su viaje le dijo todo lo que le había pasado y que tenía las agujas de la tejedora de la muerte.su marido se quedo asombrado. A la mañana siguiente Andrea decidió ir de nuevo a la casa donde vivía antes pero su marido no la dejo ir sola así que se fué con ella. Cuando llegarn a la habitación de Andrea había encima de la cama una nota que ponia: Soy la tejedora de la muerte y quiero que me sustituyas en ese cargo, espero que lo hagas bien.
Los dos se quedaron asombrado y ella aceptó.
cuando Andrea dijo que tenía las agujas de tejer entre sus dedos,despertó y corriendo fue a la casa y no estaba allí,porque todo era un sueño.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho el libro, porque todo lo que sea de misterio e intriga me apasiona.
ResponderEliminarAdemás, te mantiene dentro de la narración continuamente y se hace muy entretenido.
El final pienso que la niña se podría convertir en la tejedora de la muerte.
Cuando Andrea cogió las agujas de tejer del armario donde se las encontró, contó las franjas y eran diez exactamente, saltó de tal susto que se le cayeron las agujas de tejer al suelo y entonces apareció un papel enrollado en una de las agujas que decía:
ResponderEliminar-"Por fin soy libre, etas agujas me habían poseído en algo extrañamente malo, un ser sin sentimientos, pero tu madre me las arrebató y quedé en paz, respecto a las franjas no me dio tiempo a terminar la última franja del todo y como no lo estaba no pasará nada malo, tendrás que tirar las agujas por mí porque están malditas y no dejes que el mal se apodere de ti".
Andrea mostró una sonrisa aliviada en su rostro y su mente se quedó relajada, pudo al fin descubrir cuál fue el final de la tejedora de la muerte, miró la agujas y las partió a pedazos, luego las tiró al contenedor y suspiró por última vez sabiendo que la tejedora al fin descansaba en paz en su tumba para siempre.
Toco algo suave al final del armario
ResponderEliminar- que raro, no recuerdo poner nada ahí. Cuando lo cogió vio que era una labor con dos agujas, seguidamente cayó al suelo. Al abrir los ojos se encontraba en una camilla de hospital, rodeada de médicos que le explicaron que le pasaba: -Estaba en su casa, entonces sufrió un mareo y cayó al suelo. Eso dijo un médico. Ella contestó: -no fui a mi pueblo?. Medico: no, todo fue un sueño, lleva dos días en coma. Cuando los médicos se fueron de la habitación se incorporó y en una silla al lado de la ventana vio algo que brillaba. Se levantó a ver que era ya que le llamaba la atención. Cuando lo cogió,vio que era una labor con 10 franjas acompañada de las agujas
Me desmayé. Un par de horas después me despierto, y en cuanto me levanto veo la mecedora, con las agujas encima de ella. Me paro a contar las franjas que tiene ahora. Son 35, justo mi edad: "No puede ser, seguro que no soy yo". De pronto siento como mis piernas me empiezan a fallar. Antes de caerme, oigo una voz que dice: "No te has librado de mi, pero yo sí me libraré de ti". Lo último que veo antes de cerrar mis ojos son dos manos huesudas con unas agujas y a la tejedora, con su sonrisa malvada. Pero de pronto desvía su cara hacia la puerta, y su sonrisa se desvanece. Con todas mis fuerzas, miro a la puerta y es María Francisca, que está petrificada.
ResponderEliminar- Ayuda -digo con voz débil-.
- ¡Déjala en paz! -dice María Francisca-.
- ¡No! Necesito un nuevo espíritu que dejar libre -dice la tejedora-.
Ya no veo nada. Solo escucho débiles sonidos, que consigo distinguir.
- Vale. Pues coge mi alma. Deja en paz a Andrea -dice María Francisca-.
- No, no hace falta María Francisca...-digo con la voz aún peor-.
- Trato hecho -dice la tejedora-. Empecemos a tejer.
Oigo como un ruido parecido al de las otras noches, similar a tejer. De repente, noto una vibración en el suelo, como si alguien se hubiera caído.
Dos o tres horas después despierto y veo que no hay nadie. Entonces si pasó, María Francisca se sacrificó por mí. Me siento en la cama y comienzo a llorar. Pero en un momento paro, porque noto como si alguien me estuviera susurrando en la oreja: "Ahora soy libre". Entonces miro al cielo y digo entre lágrimas: "Gracias María Francisca".
Cuando Andrea cogió las agujas, de repente, una fuerza extraña le obligó a tejer. Sus manos se envejecieron, su pelo se llenó de canas y su cara de arrugas. Se estaba convirtiendo en la nueva tejedora de la muerte. Ella se resistía, pero las agujas no se separaban de sus manos. Pasaron unos días que para Andrea se hicieron años. Su interior no soportaba tejer franjas y ver cómo iban a morir mucha gente. Una lágrima brotó de sus ojos y en ese justo momento, una luz de un brillo asombroso apareció de la nada. Era el espíritu de Rosa que volvía del más allá para ayudarla. El amor de Rosa hacia Andrea era más fuerte que la ira que contenían las agujas y éstas se partieron en mil pedazos. Andrea comprendió entonces que el amor es más fuerte que el odio, y muy agradecida a Rosa sonrió y lanzó un beso al infinito.
ResponderEliminarEntonces me caí al suelo y, después de un rato, vi a un fantasma.
ResponderEliminarMe parecía un poco familiar, pero no podía distinguir quién era. Entonces me dijo:
-Andrea, suelta esas agujas.
Yo no sabía cómo me conocía ese fantasma, pero le hice caso y tiré las agujas al suelo. El suelo empezó a estar mohoso, por lo cual yo me asusté y, corriendo, me subí a la cama.
-Andrea, esta casa está maldita; por eso, se aparecieron en esta habitación todos los hechos que sucedieron aquí -me dijo el fantasma.
El fantasma era muy deforme, pero cada vez se alargaba más la imagen.
-En esta casa, cuando tu hermano y tú os fuisteis a vivir vuestro futuro, a nosotros nos llegó una carta; en esa carta nos comunicaban que Rosa se había marchado del pueblo, así pues nosotros fuimos a su despedida -Dijo el fantasma.
No sabía por qué hablaba con "nosotros", pero siguió hablando, así que me dejé las dudas para el final y decidí escuchar.
- Tu padre y yo ... -me dijo el fantasma.
Yo me sorprendí con esto último.
-¿¡Tú eres mi madre!? -dije sorprendida, pero a la vez pensativa.
-Sí, Andrea, soy tu madre -me dijo mientras se aclaraba la imagen del fantasma.
Me quedé boquiabierta, pero unos segundos después, me di cuenta de que el fantasma era igual que mi madre.
-Como el día de la despedida de Rosa empezó a llover, tu padre y yo nos quedamos a dormir en nuestra antigua casa, aunque a mí me angustiaba mucho pensar que la tejedora de la muerte quisiera venganza, así que me dormí en unas dos horas. Después de cuatro horas me desperté. Aunque aún fuese de noche, no podía dormir muy bien; intenté pensar que era de la sed, así que fui a beber agua, pero eso fu peor, ya que la tejedora vino con su labor terminada.
Yo tenía intriga y a la vez odio hacia la tejedora de la muerte.
Mi madre siguió contando la historia:
-La tejedora enseñó la labor y tenía ochenta y siete franjas, justo mi edad. Sonrió malévolamente, y yo, intentando detenerla, lancé dos cuchillos, tratando de destrozar la labor, pero me dijo la tejedora de la muerte:
-Acabas de destrozar tu vida -sonó en mi habitación.
-Lo siento, Andrea, yo no puedo hacer nada -dijo mi madre y el fantasma desapareció.
Vi a la tejedora de la muerte y me dijo:
-A todos les llega su hora.
Miré hacia el suelo y vi que la labor tenía cuarenta y tres franjas, mi edad.
Me caí al suelo y expiré.
Yo creo que cuando sonó el trueno aquel día Andrea se transportó a una dimensión extraña y todo lo que había pasado era mentira y lo había hecho su subconsciente.
ResponderEliminarYo pienso que el día de la tormenta y Andrea vió a la tejedora, la niña murió al instante, pero creó una vida paralela sobre como sería sus años después de que su madre la hubiese salvado.
ResponderEliminarYo digo que el final de este libro debería ser que al verse hecho tanto lío se volvió loca y se convirtió en la tejedora de la muerte.
ResponderEliminarAllí estaba entre el trueno y el silencio, se levantó con la aguja en la mano, mi madre la miraba paralizada, rápidamente le quitó las agujas que salieron volando. Tras un largo rato de intriga la tejedora se desvaneció y a la vez echó un suspiro (como de alegría, como si se hubiera quitado un peso de encima).
ResponderEliminarA la mañana siguiente me desperté, me vestí, pero al estar haciendo la maleta , rebuscando entre los armarios, allí estaban las agujas de la tejedora de la muerte, lo raro e intrigante es que se encontraban en perfecto estado después de tanto tiempo, tenían una labor de 30 franjas , con mi curiosidad le añadí 4 franjas y la terminé. Cuando llegué a casa con mi marido, estuvimos unos años tranquilos, pero cuando mi marido llegó a los 34 años falleció, en aquel momento me di cuenta, de que me había convertido en la tejedora de la muerte.
Cuando Andrea cogio las agujas se desmayo al despertar estaba en un sitio blanco con una ventana,una cama y una mecedora en la que habia una señora mayor sentada tejiendo como una bufanda cuando se dio cuenta de que Andrea estaba alli la miro y le dijo ¿Qué haces aqui? y ella le dijo pues he cogido las mismas agujas que usted tiene en las manos.La señora la volvio a mirar y le dijo ¿por qué cojes algo que no es tuyo?.Ahora estas maldita para siempre.Y despertó.
ResponderEliminarYo creo que la tejedora la mató y Andrea es un fantasma y cuenta lo que le pasó y porque está muerta
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