"En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme (...)". Estas son las únicas doce palabras de Don Quijote de la Mancha que se mantienen tal cual Miguel de Cervantes las escribió hace más de cuatro siglos en la versión adaptada al castellano actual que ha llevado a Andrés Trapiello 14 años de trabajo, a razón de dos y tres horas diarias, y que este martes ha salido a la venta.
"La
primera frase, la que todo el mundo sabe de memoria, no se podía tocar
porque es como el Partenón, que no se puede restaurar". El resto de las
aventuras del ingenioso hidalgo -más bien, el modo de narrarlas- se han
adaptado a nuestros tiempos tras "eliminar entre 3.000 y 5.000 notas a pie de página para entenderlo".
"El Quijote ha pasado a ser un libro que se estudia, no que se lee",
apunta Trapiello, que señala que, en realidad, se trata de un libro "muy
difícil" de leer porque nuestro castellano "se ha alejado bastante de
la lengua de Cervantes".
En la versión de Trapiello la obra de Cervantes se ha rejuvenecido y actualizado, como el Louvre o Notre Dame, sin dejar de ser ella misma, poniéndose al alcance de muchos lectores a
los que el esfuerzo de consultar las eruditas notas a pie de página o
los vocabularios antiguos disuadía de leer la novela de Cervantes de
principio a fin.
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