domingo, 11 de mayo de 2014

Un paseo literario: La feria de los discretos de Pío Baroja

Bajo un sol de justicia, con libro,mapa y cámara de fotos en mano el grupo de 4º de ESO C Y E bilingüe ha recorrido los lugares que en 1905 recorrió Quintín, protagonista de la novela La feria de los discretos.

La venida de Baroja a Córdoba se debió a impresiones pesimistas casuales. Uno de sus íntimos amigos, el francés Potevin, traductor de su novela La busca, enfermó de gravedad y murió a los pocos días. El entierro fue en el cementerio madrileño del Este y sólo acompañaron al cadáver Baroja y media docena de amigos. En el camposanto corría un insoportable viento helado ya que era pleno invierno.
Cuando Baroja se metió en el coche para regresar a su domicilio, se notó indicios de fiebre, le dio susto, y decidió irse una temporada a vivir en una población andaluza. Y eligió Córdoba. Por todo capital se trajo sesenta duros que le había pagado un periódico por varios artículos que había publicado. Hoy la cantidad nos parece irrisoria; pero en aquellos tiempos era una pequeña fortuna.
Durante su estancia cordobesa Baroja se hospedó en la fonda "Nueva del Carmen", propiedad de la viuda de Francisco Simón, situada en la calle Conde de Gondomar, número 7. Poco tiempo después, el citado establecimiento fue trasladado a la Avenida del Gran Capitán y con el nombre de Hotel Simón se mantuvo durante los primeros tres cuartos del siglo XX. 
El gran novelista solía acudir todas las mañanas al salón del famoso Hotel Suizo con objeto de leer los periódicos. Coincidió en Córdoba con el pintor Darío de Regoyos, que fue amigo de Julio Romero de Torres, y por mediación del primero trabó estrecha amistad con el escultor Mateo Inurria.
Su estancia duró un mes más o menos aunque ese tiempo suficiente para hacer amigos en la ciudad, y algunos enemigos, porque no les gustó cómo les representó.
 
La obra es un excepcional documento antropológico de la Córdoba del último tercio del siglo XIX. La ciudad que describe coincide a grandes rasgos con la realidad social y la idiosincrasia que caracterizaba a la época.


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