Pere Gimferrer celebra los cincuenta años de su primer libro de poesía
(Mensaje del Tretrarca) con Alma Venus (Seix-Barral), en el que a sus
metáforas sobre el amor y la muerte, la belleza y la memoria, el arte y
la vida, la reivindicación del poema que nos construye, aborda en
algunos versos y en algún poema temas de la historia antigua y del
presente.
"¿Urganda la desconocida? No: / en pieza separada, Palma Arena, /bultos rellenos de latón y paja/ y el roberío que en la noche brilla; chamarileros de color de plomo/ y un alfeñique de pupila azul".
"¿Urganda la desconocida? No: / en pieza separada, Palma Arena, /bultos rellenos de latón y paja/ y el roberío que en la noche brilla; chamarileros de color de plomo/ y un alfeñique de pupila azul".
¿Urdangarin? Pere Gimferrer cita a Urganda la desconocida, la hechicera del Amadís de Gaula que se presenta siempre con aspecto cambiante, pero el lector piensa en Urdangarin y en el caso Palma Arena. "Escribo Urganda, no Urdangarin", se evade Gimferrer. "No cito ningún nombre propio". Pero el poema sigue: "La terracota del país de espumas/ no ve los entorchados de serrín, la saturnal nocturna de licántropos,/ la patulea de los malandrines". El escritor compara la palabrería estafadora con la palabra del poeta y su función custodia: "Por eso guardamos las palabras,/ para no conciliarnos con el papel moneda,/ con el albéitar de botica y pienso". Sin significación, cada palabra "es sólo vocerío de comparsas,/ graznido ronco de los quincalleros,/ intercambio de falsificaciones:/ el julai y la ja, feria de incautos/ o de trileros, tocomocho al ser" Leer más
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