miércoles, 30 de octubre de 2019

Tópicos propios de la Edad Media

 Un tópico o “lugar común”, aplicado a la literatura, puede definirse como aquel esquema del pensamiento y de la expresión ya prefijados; es decir, que podemos rastrear en sus orígenes e influencias. La mayoría de ellos proceden de la literatura clásica grecolatina.

 Tópicos propios de la Edad Media.




 Ubi sunt? (o "¿dónde están?", "¿qué se hicieron?"). Lamenta la desaparición de las grandes glorias pasadas a través de la ruina de sus monumentos o el olvido de sus grandes hombres y hazañas. Jorge Manrique en las Coplas a la muerte de su padre toca este tópico, formulando una serie de preguntas retóricas sobre el destino de caballeros, damas, galas, amores, músicas, bailes: todo desaparece.
 Este "ubi sunt" se convertirá en uno de los tópicos más célebres. Los versos a los que aludimos son:
 ¿Qué se hicieron las damas,
sus tocados, sus vestidos,
sus olores?
¿Qué se hicieron las llamas
de los fuegos encendidos
de amadores?
¿Qué se hizo aquel trovar,
las músicas acordadas
que tañían?
¿Qué se hizo aquel danzar,
aquellas ropas chapadas

que traían?

 Puer senex ( o "niño viejo"). Un joven pide consejo a un sabio anciano y experimentado y lo sigue con gran beneficio. El Conde Lucanor, por ejemplo. 

El hombre como microcosmos o espejo del macrocosmos o universo. Aristóteles dijo que el hombre era como un universo pequeño, pues en él se reflejaban las mismas características que en el universo mayor. Así, está compuesto de cuatro humores de la misma manera que el universo de cuatro elementos; tiene siete aberturas que corresponden a los siete planetas, su cabeza es el cielo y su cuerpo la tierra, etc... 

Nihil novum sub sole (o “nada nuevo bajo el sol”). Tiene origen bíblico y alude a la repetición constante, a que en realidad todo es siempre lo mismo. 

Libro divino de la naturaleza. Según los escolásticos, Dios compuso dos libros: la Biblia y la Creación. Así pues, no sólo se puede alcanzar a Dios leyendo las escrituras, sino que a través de la contemplación de la perfección de la naturaleza y sus criaturas puede el hombre elevarse mediante ese conocimiento o ciencia hasta Dios.

Homo viator ( u "hombre caminante" o peregrinaje ). La vida es un viaje que nos va cambiando y purificando transformándonos en otras personas más sabias y maduras conforme atravesamos por diversas experiencias y desengaños. Es el “todo pasa y todo queda” de Antonio Machado o la referencia de Berceo en la introducción a los Milagros de Nuestra Señora, en que compara al hombre con un romero o peregrino.

 Vita flumen (o “la vida como río”). Una variante del anterior. Es la idea de entender la vida como un río que desemboca en el mar, que es la muerte. Las resonancias son manriqueñas 


Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar
que es el morir;
allí van los señoríos
derechos a se acabar
y consumir;
allí los ríos caudales,
allí los otros, medianos
y más chicos,
allegados son iguales
los que viven por sus manos
y los ricos.



 La muerte igualadora. En la Edad Media, sobre todo en las danzas de la muerte, se veía a ésta como la gran niveladora de las diferencias sociales en vida insalvables, pues hacía tabla rasa "desde el Papa hasta el que no tiene capa". El hecho de que todos seamos iguales ante la muerte lo podemos ver en la Danza general de la muerte del S XV.



Magister dixit ("el maestro ha dicho" o argumento de autoridad ). En la Edad Media las opiniones escritas se respetan no por su verdad intrínseca, sino por el prestigio de quien lo ha afirmado; no se discute lo que han dicho las grandes figuras, porque no existe sentido crítico. El sentido crítico aparecerá en el Renacimiento cuando la imprenta vulgarice la lectura y multiplique el número de los libros y, por tanto, el número de contradicciones y de opiniones divergentes.

 Todo compuesto, según peso y medida. La mayor parte de las obras medievales poseen una curiosa superstición por la composición según números, cuyo caso más visible es la Divina comedia, compuesta en tres partes por tercetos (estrofas de tres versos) y con tres personajes principales, entre otras curiosidades. Asimismo, todos los poemas de Berceo siguen una estructura tripartita, existe una superstición artística por el número áureo, etc. 

Vanitas vanitatum ( o "vanidad de vanidades, y todo es vanidad", Eclesiastés). Nada merece la pena o el esfuerzo por conseguirlo, porque no es posible alcanzar satisfacción, todo se reduce a polvo.

 Militia amoris ( o el amor como “contienda bélica ). Procede de Ovidio (Amores, I 9).

 Flamma amoris ( o el amor como “llama de fuego” ). De origen clásico. 

Fortuna imperatrix mundi (la fortuna es la emperatriz del mundo) o rueda de la fortuna. La fortuna todo lo trastoca: eleva al malvado y arroja a la miseria al virtuoso; este tópico nace del De cosolatione Philosohiae de Boecio. 




Captatio benevolentiae (o captura de la bienquerencia ). El autor empieza modestamente (excusatio propter infirmitatem) fingiendo inseguridad o simulando torpeza y escaso saber para ganarse la benevolencia del lector. Es propia de los prólogos y comienzos de obras. 

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