lunes, 12 de octubre de 2020

El poema de la semana

 Estos días se cita mucho una maldición china: “¡Ojalá vivas tiempos interesantes!”  y que mejor manera de vivirlos que volver a  empezar la semana con un poema.

En esta ocasión de la mano de la  poeta estadounidense, recién galardonada con el premio Nobel de LiteraturaLouise E. Glück. 



Es una poeta americana de origen judío húngaro. Nació en Nueva York el 22 de abril del 1943. En la actualidad, imparte clases de lengua inglesa en el Williams College en Williamstown, Massachussets, además de hacerlo también en la Universidad de Yale, donde ocupa la Cátedra de Literatura.

Ha escrito numerosos libros de poesía por los que ha recibido premios de gran prestigio. Ya en el año 1993 se alzó con el Pulitzer de poesía por su poemario The Wild Iris (El Iris Salvaje), que también le valió el premio William Carlos Williams de la Poetry Society of America. También ha resultado ganadora del premio Nacional de Poesía Rebekah Johnson Bobbit por su obra Ararat, del National Book Critics Circle Award por su obra The triumph of Achiles o del Academy of American Poet's gracias a su obra Firstborn. Su trayectoria profesional le ha permitido conseguir también la medalla al Mérito MIT o distintas becas de fundaciones como Guggenheim o Rockefeller. Tiene el honor de ser la 12ª poeta laureada por la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos (2003-2004), tiempo durante el cual escribió otra de sus principales obras, Averno. Fuente: Lecturalia.

Leamos algunos de sus poemas, que para ella «no perduran como objetos, sino como presencias». «Cuando lees algo que merece recordarse, liberas una voz humana: devuelves al mundo un espíritu compañero. Yo leo poemas para escuchar esa voz. Escribo para hablar a aquellos a quienes he escuchado», escribió la autora en «Proofs and Theories».



El vestido

En 1999, la escritora publicó «Vita Nova», con el que recibió el primer premio otorgado por los lectores del «New Yorker», además del premio Bollingen. Ahí encontramos «El vestido»

Se me secó el alma.
Como un alma arrojada al fuego,
pero no del todo,
no hasta la aniquilación. Sedienta,
siguió adelante. Crispada,
no por la soledad sino por la desconfianza,
el resultado de la violencia.
El espíritu, invitado a abandonar el cuerpo,
a quedar expuesto un momento,
temblando, como antes
de tu entrega a lo divino;
el espíritu fue seducido, debido a su soledad,
por la promesa de la gracia.
¿Cómo vas a volver a confiar
en el amor de otro ser?

Mi alma se marchitó y se encogió.
El cuerpo se convirtió en un vestido demasiado
grande
para ella.
Y cuando recuperé la esperanza,
era una esperanza completamente distinta.

Amante de las flores

En «Ararat» nos encontramos el poema «Amante de las flores». Flores, en fin, que son belleza y muerte, pero sobre todo fragilidad. 

En nuestra familia, todos aman las flores.

Por eso las tumbas nos parecen tan extrañas:

sin flores, sólo herméticas fincas de hierba

con placas de granito en el centro:

las inscripciones suaves, la leve hondura de las letras

llena de mugre algunas veces…

Para limpiarlas, hay que usar el pañuelo.

Pero en mi hermana, la cosa es distinta:

una obsesión. Los domingos se sienta en el porche de mi madre

a leer catálogos. Cada otoño, siembra bulbos junto a los escalones de ladrillo.

Cada primavera, espera las flores.

Nadie discute por los gastos. Se sobreentiende

que es mi madre quien paga; después de todo,

es su jardín y cada flor

es para mi padre. Ambas ven

la casa como su auténtica tumba.

No todo prospera en Long Island.

El verano es, a veces, muy caluroso,

y a veces, un aguacero echa por tierra las flores.

Así murieron las amapolas, en un día tan sólo,

eran tan frágiles…


 Podéis leer la opinión de uno de sus traductores al castellano, Abraham Gragera, en el artículo "Louise Glück, ascender a lo hondo".

1 comentario:

  1. Carmen García Guerrero 1º Bach C

    Desde mi punto de vista estos poemas son historias, contadas de un modo diferente al que se nos pasa por la cabeza al escuchar esa palabra, pero al fin y al cabo historias. Ambas son de naturaleza triste, en la primera habla de como se sintió ella en un momento determinado (tan triste y desesperada que llega a decir que se le secó el alma) y en el segundo, cuenta lo que sienten su hermana y su madre con respecto a la muerte de su padre.
    La verdad es que me han gustado mucho sus poemas y la forma en la que escribe, aunque he de decir que son demasiado tristes para mi gusto.

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