Es por este motivo, por el que he decidido hablaros de la historia de amor pasional entre la bella princesa Omeya Wallada y el apuesto poeta Ibn Zaydun, que transcurre en Córdoba, capital de Al-Andalus, después de la caída del Califato (1031).
Tras la muerte de su padre, vendió sus derechos reales. Wallada con apenas 17 años, adquiere la independencia y opta por un modo de vida inusual, de absoluta despreocupación por los convencionalismos sociales. Prescindió de la tutela masculina y abrió un salón literario en Córdoba.
Su adolescencia transcurrió paralela a la agonía del Califato. La hermosa princesa dio muestras de su carácter fuerte, cuando decidió no llevar velo, gozó de una libertad inusual para una mujer. Se mezclaba en las tertulias poéticas con los intelectuales, dando amplias muestras de su valía como poetisa. Este comportamiento llamó la atención. No dejaba a nadie indiferente. La hermosa Wallada contaba con admiradores y detractores, mientras que el pueblo llano, improvisaban canciones y coplas sobre la princesa. Alcanzó una alta posición y heredó de su padre riquezas suficientes para ser una mujer independiente. Para entonces, se había convertido ya en una prolífera poetisa, que competía con poetas y literatos.
Wallada se convirtió de esta forma en la mujer más culta, famosa y escandalosa de Córdoba. Se paseaba sin velo por la calle y, a la moda de los harenes de Bagdad, lleva versos suyos bordados en la orla de su vestido o en túnicas transparentes. Los de lado izquierdo decían:
Por Alá, que merezco cualquier grandeza
y sigo con orgullo mi camino.
En el lado derecho lleva bordado:
Doy gustosa a mi amante mi mejilla
y doy mis besos a quien los quiera.
Wallada era, además, de una belleza apabullante: hermosa figura, tez blanca, ojos azules, rubia pelirroja… el ideal de la época
Cuando tenía 20 años, conoció al hombre que marcó para siempre su vida: Ibn Zaydun, un noble de excelente posición, con gran influencia política y el intelectual más elegante y atractivo del momento. Se conocieron en una fiesta poética, jugando a completarse poemas según la costumbre poética de entonces, e iniciaron una historia amorosa llena de pasión, celos, encuentros y desencuentros. La relación se rompió por una infidelidad de Ben Zaydun que Wallada nunca perdonó. Se hizo amante del hombre más poderoso de Córdoba, el visir Ben Abdús, rival político y enemigo personal de Ben Zaydun, al que privó de sus bienes y acabó metiendo en la cárcel.
La leyenda dice que Ibn Zaydun nunca olvidó a su amada y que recorría Córdoba, errante y ojeroso, enfermo de amor, implorando un perdón que nunca le fue concedido. Entretanto, Wallada recorrió toda la España de los reinos de taifa exhibiendo su talento, pero mantuvo su relación con Ben Abdús, aunque sin casarse con él.
En torno a esta relación giran ocho de los nueve poemas que de ella se conservan, como una cronología exacta de aquella historia de amor fracasada. De sus poemas, que fueron misivas entre los dos amantes, se conservan dos de celos, añoranza y deseos de reencuentro; un tercero, de decepción, dolor y reproche; cinco sátiras —género que dominaba a la perfección— escritas en términos durísimos y uno más, alusivo a su libertad e independencia, que era el que llevaba bordado sobre su ropa.
Wallada murió el 26 de marzo de 1091, el mismo día que los almorávides entraron en Córdoba.
Wallada escribía estos versos dedicados a Ibn Zaydun:
Cuando caiga la tarde, espera mi visita,
pues veo que la noche es quien mejor encubre los secretos;
siento un amor por ti que si los astros lo sintiesen
no brillaría el sol,
ni la luna saldría, y las estrellas
no emprenderían su viaje nocturno.
Ibn Zaydun
contestaba:
"Tu amor me ha hecho célebre entre la gente
por ti se preocupa mi corazón y pensamiento,
cuando tú te ausentas, nadie puede consolarme
y cuando llegas, todo el mundo está presente"
"Si he perdido
el placer de verte,
me contentaré oyendo hablar de ti.
Si el guardián se descuida,
Me contentaré con un breve saludo.
Temo que los censores sospechen, pero
¿Hay plazo en el amor?"
Ibn Zaydun describía
a Wallada así:
Aquella
muchacha de ojos bellos,
de fragancia
deliciosa,
de aliento
perfumado, de aroma penetrante.
Me tendió su
fina mano, y comprendí
que era
hermosa mujer de mirada seductora.
Por su talle
corre fresca sabia juvenil;
Ungida está
de almizcle por su muy clara virtud.
Cuando me
ofrece jazmines en la palma de su mano
recojo
estrellas brillantes de la mano de la luna.
Tiene
carácter dulce,
talle
perfecto
y una gracia
como el aroma
o la euforia
del vino.
Me ofrece
solaz su charla
Tan deleitosa
Como la unión
amorosa
lograda tras la ausencia.
Cuando Ibn Zaydun
debía ausentarse de Córdoba por actividades políticas, Wallada lo extrañaba y
sintiendo su ausencia escribía:
"¿Acaso
hay para nosotros,
después de
esta separación, una salida;
puede
quejarse cada uno de nosotros
de lo que ha
sufrido?
Pernoctaba yo
en los tiempos
de nuestras
visitas mutuas durante el invierno
sobre las
brazas crepitantes por la pasión.
¿Cómo, pues,
estando en la situación de este abandono,
ha apresurado
el destino lo que yo temía?
Giran las
noches y no veo el fin.
De nuestro
distanciamiento,
ni la
paciencia me libra
de la
esclavitud de mi anhelo.
Riegue dios
la tierra donde estés
con toda clase de lluvias copiosas".
Ibn Zaydun, por su
parte le escribía:
"Cuando
tú te uniste a mí
como se une
el amor al corazón,
y te fundiste
conmigo
como el alma
se funde con el cuerpo,
enfureció a
los detractores
el lugar que
yo ocupaba en tí:
en el corazón
de todo rival
arde la llama de la envidia".
En 1971, se inauguró en Córdoba el conocido como monumento de las manos situado en el Campo Santo de los Mártires, en honor a la historia de amor entre el poeta y la poetisa. Se trata de un templete sustentado por cuatro columnas sin basa coronadas por un tejado a cuatro aguas al abrigo del cual se encuentra el pedestal con las manos entrelazadas de ambos. En dicho pedestal están grabadas dos poemas de cada poeta en castellano y en árabe.
Wallada
“Tengo celos de mis ojos, de mi toda,
de ti mismo, de tu tiempo y lugar.
aun grabado tú en mis pupilas,
Mis celos nunca cesarán”
“Tu amor me ha hecho célebre entre la gente.
Por ti se preocupan mi corazón y mi pensamiento.
Cuando tú te ausentas nadie puede consolarme.
Y cuando llegas todo el mundo está presente.”
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