Jorge Manrique debe su fama a sus "Coplas a la muerte de su padre", el Maestre
don Rodrigo. Con esta obra quiso el poeta rendir tributo al que fue su ejemplo
en la vida, e inmortalizando al héroe, se inmortalizó a sí mismo.
Se trata de una dolorosa elegía en la que lamenta sentenciosa y melancólicamente la inestabilidad de los bienes de la fortuna, la fugacidad de las vidas humanas y el poder igualatorio de la muerte. La virtud personal es lo único que desafía al tiempo y al destino. Tras una reflexión filosófica con la esperanza de una vida futura, hace el elogio fúnebre de su padre.
Se trata de una dolorosa elegía en la que lamenta sentenciosa y melancólicamente la inestabilidad de los bienes de la fortuna, la fugacidad de las vidas humanas y el poder igualatorio de la muerte. La virtud personal es lo único que desafía al tiempo y al destino. Tras una reflexión filosófica con la esperanza de una vida futura, hace el elogio fúnebre de su padre.
Manrique
basa su poema en el contenido: hace que predomine el pensamiento sobre la palabra,
lo que le convierte en el poeta medieval más influyente en la poesía moderna.
Jorge
Manrique nos ofrece en sus Coplas una serena meditación impregnada de un sentimiento hondo
y sincero, no exento de melancolía, del paso del tiempo, la caducidad de todas las
glorias y bienes mundanos, la inestabilidad de la fortuna y la fuerza
igualitaria de la muerte que no respeta poderes ni riquezas. Pero al mismo tiempo
se exalta los bienes que resisten el paso del tiempo, la inestabilidad de la fortuna
y el poder destructor de la muerte. Son las virtudes que nos abren las puertas
de la eternidad, conquistada con el ejercicio de una vida cristiana ejemplar.
Así el
hombre puede desafiar al tiempo como lo hizo su padre don Rodrigo Manrique.
Métrica
El texto está compuesto por 40 estrofas (coplas) de pie quebrado.Cada copla está compuesta por dos sextillas (6 versos) con rima independiente.
Cada sextilla tiene dos partes de tres versos cada una: 2 versos octosílabos y uno tetrasílabo (o pentasílabo).
Cada sextilla tiene dos partes de tres versos cada una: 2 versos octosílabos y uno tetrasílabo (o pentasílabo).
Su fórmula métrica
es por tanto: 8a 8b 4c 8a 8b 4c; 8d 8e 4f 8d 8e 4f:
Había sido
utilizada anteriormente por otros poetas, pero adquirió su mayor difusión con Jorge
Manrique, por lo que ha pasado a denominarse "copla manriqueña".
Temas y
tópicos
En Las
coplas a la muerte de su padre se recoge una constelación de temas procedentes
del complejo cultural elaborado a lo largo de toda la Edad Media. Este bagaje
tradicional sobre el que se construye nuestro poema queda definido por un conjunto
de tópicos en torno a los cuales se articula el pensamiento medieval.
Estos
tópicos consisten en una serie de verdades que, sancionadas por la autoridad de
la Iglesia, eran asumidas con toda sinceridad. Sobre ellos se sustentaba una visión
global del mundo que establecía el cauce del comportamiento humano.
Manrique
lleva a cabo una cuidada selección de estos temas básicos y nos los presenta
formando un entramado que los relaciona hábilmente entre sí. Esta es la razón
de que en su poema se haya querido ver una brillante síntesis de la cultura medieval.Los temas más importantes son los siguientes:
Siempre
acompañado de la idea de fugacidad, de fluir constante. El presente no existe,
ya que es imposible capturarlo, el futuro se va transformando en sucesivos presentes
inasibles, por lo que al final, todo se reduce al pasado; esto nos introduce al
cultivo de lo espiritual pero no evita la angustia de sabernos de materia
temporal y fugaz.
La Fortuna
es un azar ciego que desencadena las tragedias humanas. Se la representa como
una rueda presurosa e inestable que reparte caprichosamente la felicidad y la
desgracia. Esta es la interpretación pagana que coincide con la de la Antigüedad
Clásica. Pero esta interpretación no es conciliable con el cristianismo, para
el que todos los acontecimientos obedecen a los designios de la Providencia; por
eso algunos poetas la presentan como una delegada de Dios. La imagen que
presenta Manrique se aproxima a la concepción pagana: su naturaleza mudable es un
motivo más para que el hombre rechace los bienes de este mundo.
EL MUNDO (Vanitas vanitatis y De contemptu mundi)
El Mundo es un lugar de paso, una morada provisional y ajena donde el hombre tiene la oportunidad de conseguir la salvación de su alma. Las reflexiones sobre la vida y la muerte, parten del supuesto de que nada en este mundo posee auténtico valor; la actitud sabia consistirá pues en desdeñar todo lo terrenal. Los valores del mundo carecen de consistencia por estar sometidos a la acción de tres claros enemigos: el tiempo, la fortuna y la muerte. Lo único cierto es la caducidad de los bienes terrenales. Los bienes mundanales( belleza, juventud, fortuna, poder...), con el paso del tiempo y la muerte se terminan, desaparecen. El mundo es el enemigo del alma y la muerte, la verdadera (la muerte como tránsito =idea cristiana). El mundo es inmundo.
Sin embargo,
la serenidad con que Manrique enfrenta a la muerte lo aleja del espíritu del
género medieval
De contemptu
mundi (Sobre el menosprecio del mundo), que retrataba la vida como una sucesión
de miserias y presentaba la muerte como una fétida y vergonzosa derrota del
cuerpo.
LA FAMA
Dentro de la
visión teocéntrica de la Edad Media, el hombre sólo encontraba su sentido en la
subordinación a los valores religiosos, de forma que toda labor personal de
mérito, se diluía en la colectividad, de aquí que la mayor parte de autores
quedaran en el anonimato. En el s. XV se afianza una visión antropocéntrica de
la realidad modificándose la perspectiva; las obras se convierten en objeto de
admiración hacia su autor.
Para
Manrique, es la memoria ejemplar que los que mueren legan a los que quedan. Manrique
considera que la virtud es la única defensa no sólo frente a la fortuna, si no
también frente al tiempo y la muerte. La fama, consecuencia de una vida de
honor, vence al tiempo y sobrevive a la muerte. Así, al presentar el retrato de
su padre, insiste en que sus hechos famosos son una consecuencia de su vida ejemplar.
De aquí se desprende la teoría de las tres vidas: la terrenal, la de la fama y
la eterna. De todas formas, la fama también es efímera porque la vence el olvido.
De modo que, la única manera de derrotar a la muerte es con la vida eterna, la
de los bienaventurados en el paraíso.
A finales de
la Edad Media, se produce auténtica obsesión por la muerte. Este hecho coincide con el pesimismo provocado por el
desastre económico y demográfico que causa la peste negra y que deja
veinticinco millones de víctimas mortales en Europa a fines del siglo XIV. Las
epidemias y los enfrentamientos bélicos hacen lógico que las gentes pensaran que
su muerte podía ser inminente y que en muchas personas se despertara el deseo de
entregarse a los placeres de la vida antes de abandonarla.
Para evitar
esa reacción hedonista apareció en la segunda mitad del XIV un nuevo espectáculo
a caballo entre el folclore y la literatura: las Danzas de la
Muerte, en las que ésta invita a bailar a diferentes personajes: el rey, el
obispo, el médico, etc.
Es la
muestra del poder igualatorio de la muerte. La presencia de la muerte misma como
personaje pintado con rasgos horripilantes (el esqueleto con la guadaña), que señala
a cada mortal con el dedo. La muerte es el corifeo de una danza macabra en la
que hay que participar inexcusablemente.
Manrique
aprovecha varios de los rasgos de la danza, en particular la caracterización de
la muerte como un personaje alegórico que llama a su padre para
afrontar el duro trance que le espera. Sin embargo, optó por representarla de una
forma más bella que tétrica, como complemento de la vida. Don Rodrigo mantiene un
diálogo tranquilo con la Muerte y no usa el tono rebelde e insolente de los
personajes de las Danzas.
Las Coplas
reflejan la influencia de ciertos manuales prácticos que aparecieron a
principios del siglo XV, las Artes moriendi (Artes de morir), escritos en latín
y que daban consejos para tener una muerte digna y plácida.
Así pues,
Manrique recoge toda la tradición medieval sobre la muerte que había venido
destacando:
•su poder
igualatorio y democrático: la vida discrimina, pero la muerte nos iguala
•su
aparición imprevisible e inoportuna
•su poder
destructor
•su carácter
ineludible
•su imagen
macabra
•su crueldad
Pero,
Manrique supera esa concepción aterradora para darle otra trascendente. Si la
muerte es una realidad incuestionable, el hombre debe:
•aceptarla
con serenidad
•considerarla
como el descanso del mundo,la liberación de las penalidades y la puerta de
la eternidad si has llevado una vida heroica y virtuosa.
Para
ejemplificar con referencias concretas la fugacidad e inestabilidad de los bienes
mundanos recurre a la convención retórica del Ubi sunt? (¿Dónde están los que
vivieron antes que nosotros?) consistente en preguntar por el paradero de poderosos
personajes del pasado inmediato; pero la respuesta es el silencio. Este silencio
representa a lo que han sido reducidos por la Fortuna, el Tiempo y la Muerte: a
la nada.
Estructura y Análisis
Si bien
existen diversos intentos para dividirlas, la más frecuente es la DIVISIÓN TRIPARTITA
(recordemos que el 3 es un nº clave para la numerología medieval). La más
repetida es la que propuso Pedro
Salinas: de lo más general a lo más particular
1) COPLA
I-XIII: es la parte más filosófica. Se inicia el poema con unas consideraciones
de tipo general en torno a la fugacidad de la vida terrenal y la
inestabilidad de las cosas mundanas.
2) COPLA
XIV-XXIV: ejemplificación de los puntos anteriores.
Alude a otro
tipo de vida menos efímera: la vida de la fama y la ilustra con un lucido y
solemne desfile procesional de muertos ilustres perfectamente jerarquizado:
a la cabeza el rey don Juan y detrás toda la corte de grandes señores.
3) COPLA
XXV-XL: Introduce el tercer tipo de vida, la que triunfa sobre las otras dos:
la vida eterna, ejemplificada en Don Rodrigo Manrique. Aquí se produce la
individualización del tema del poema: la muerte. Finaliza pues, con el elogio
particular de don Rodrigo (esta parte se inscribe dentro de la tradición
literaria del panegírico de héroes y soberanos) y el diálogo que mantiene con
la muerte, tras el cual viene la aceptación, la oración final y el paso definitivo.
AQUÍ puedes leerlas
Coplas a la muerte de su colega (Luis García Montero) |
Me ha sido muy útil, tiene muy buena información y se entiende todo genial, enhorabuena y muchas graciias.
ResponderEliminar