Este año celebramos el Día Mundial de la Filosofía el día
siguiente al Día Internacional para la Tolerancia. Esta coincidencia es muy
significativa por la estrecha relación que existe entre la tolerancia y la
filosofía. La filosofía se alimenta del respeto, la escucha y la comprensión de
la diversidad de opiniones, reflexiones y culturas que enriquecen nuestra forma
de estar en el mundo.
Al igual que la tolerancia, la filosofía es una forma de convivencia dentro del respeto de los derechos y los valores comunes. Representa también una capacidad para ver el mundo a través de una mirada crítica, consciente del parecer de los demás, fortalecida por la libertad de pensamiento, de conciencia y de creencias.
Por todas estas razones, la filosofía es más que una disciplina académica o universitaria: es una práctica cotidiana que ayuda a vivir mejor, y de forma más humana.
La UNESCO celebra este año los aniversarios de dos eminentes filósofos, Aristóteles y Leibniz, que contribuyeron al desarrollo de la metafísica y la ciencia, la lógica y la ética. Con varios siglos de diferencia y en contextos culturales muy distintos, ambos tenían en común el hecho de situar la filosofía en el corazón de la vida pública, como un elemento central de una vida digna y libre.
Celebremos también nosotros ese espíritu, atrevámonos a abrir espacios para el pensamiento libre, abierto y tolerante. Sobre la base de este diálogo podremos construir una cooperación más fuerte entre los ciudadanos, las sociedades y los Estados, como cimiento sostenible de la paz.
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