Cómo gobernar un país
Una guía antigua para políticos modernos
Marco Tulio Cicerón
Cicerón es, para la mayoría de nosotros, una referencia del mundo
clásico: un gran estadista romano, de lectura reservada normalmente a especialistas. Philip Freeman nos ha descubierto, sin embargo, su
sorprendente modernidad, en este libro en que selecciona, reúne y
comenta sus mejores textos sobre temas como el liderazgo, la corrupción,
los impuestos, la guerra, la inmigración o la importancia del
compromiso. La traducción va acompañada además de los textos latinos
originales.
.Advierte hace ya 21 siglos que “servirse de un cargo público para
enriquecimiento personal resulta no ya inmoral, sino criminal y
abominable. Por eso cabe entender que el oráculo que ofreció Apolo Pitio
a los espartanos, según el cual su patria no perecería si no era en
manos de la avaricia, no es aplicable solo a los lacedemonios, sino
también a todos los pueblos acaudalados. Nada hay con que pueda ganarse
mejor el favor de las masas un gobernante que la integridad y la
templanza”.
Sobre la tentación del poder a dominación: “quienes pretenden dominar
a un pueblo sometido tendrán que emplear medios brutales para ello, tal
como hace el señor con sus esclavos, si no funcionan otros recursos;
pero muy perturbado tiene que estar quien se arme para gobernar un
estado libre con el miedo: el miedo no debe sustituir a la estima.”
Y una lección progresista sobre inmigración: “Yo defiendo un
principio universal: que en todas las regiones de la tierra no existe
nadie tan enemigo del pueblo romano por odio o desacuerdo que no podamos
acogerlo entre nosotros u obsequiarlo con la ciudadanía. No cabe duda
alguna de que lo que más solidez ha dado al imperio y más renombre ha
conferido al pueblo romano es lo que nos enseñó Rómulo, fundador de esta
ciudad, al sellar el tratado con los sabinos: que era necesario
engrandecerla aceptando en ella a nuestros enemigos.”
Resulta sorprendente que lo que Cicerón explicaba en el año 100 antes de Cristo sea de tan rabiosa actualidad
Resulta sorprendente que lo que Cicerón explicaba en el año 100 antes de Cristo sea de tan rabiosa actualidad
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