“No te dejes engañar: intentar realizar los sueños es lo único que al final de la vida te reconcilia contigo mismo”.
Publicó su primera novela en 1955 que ya resultó premiada, continuando desde entonces una carrera de éxito de crítica y público. En 1970, se doctoró en la Universidad de Madrid. Ejerció como traductora, guionista de televisión y crítica literaria en Diario 16.
Entre otros premios, recibió el Nadal en 1957, el Nacional de Literatura en la modalidad de narrativa en 1978, el Príncipe de Asturias de las Letras en 1988 y el Nacional de las Letras Españolas en 1994.
Caperucita en Manhattan
Sara Allen es una niña de diez años que vive en Brooklyn. Su mayor deseo es el de ir sola a Manhattan para llevar a su abuela una tarta de fresa.
La abuela de esta moderna Caperucita ha sido cantante de music-hall y se ha casado varias veces.
Entre visillos
Entre Visillos, narra la
vida en una ciudad de provincias -probablemente Salamanca llena de
rutina, conservadurismo e hipocresía. A través de la charla
aparentemente banal de un grupo de muchachas, conocemos sus ocupaciones
cotidianas -los paseos y primeros noviazgos, las salidas del instituto,
las sesiones de cines, los bailes en el Casino-, sus angustias, su temor
a la soltería, la insalvable tristeza que asoma tras el aburrimiento y
la falta de imaginación.
Dos cuentos maravillosos
El castillo de las tres murallas y El pastel del diablo, son,
efectivamente, dos cuentos maravillosos, por la calidad de su escritura y
por la desbordante fantasia de su trama. Dificilmente podremos olvidar las aventuras de las
niñas que protagonizan cada uno de ellos, Altale y Sorpresa, tan
parecidas en sus cualidades, ambas valientes y rebeldes, pero tan
diferentes en sus destinos.
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