ESTILO DIRECTO
El estilo directo es aquel en el que se reproduce
textualmente el discurso del personaje (o el diálogo entre dos o más)
con sus mismas palabras. En esta modalidad el narrador sólo introduce el
discurso de su personaje, mediante el uso de un verbum dicendi, un
verbo de habla (‘decir’, ‘responder’, ‘exclamar’, ‘gritar’, ‘contestar’, ‘preguntar’…).
Este verbo puede ir al comienzo, al final o en el interior de las palabras del
personaje citadas. Cuando es largo el parlamento es frecuente que desaparezcan
estos verbos introductorios o, al menos que no se
repiten en cada intervención. Ejemplo (‘El Quijote’, Cervantes):
–Este que sigue es Florismarte de Hircania –dijo el barbero. –¿Ahí está el señor Florismarte? –replicó el cura–. Pues a fe que ha de parar presto en el corral, a pesar de su estraño nacimiento y sonadas aventuras; que no da lugar a otra cosa la dureza y sequedad de su estilo. Al corral con él, y con esotro, señora ama.
–Que me place, señor mío –respondió ella; y con mucha alegría ejecutaba lo que le era mandado.
ESTILO INDIRECTO
En
este caso son las palabras del narrador –y no las del personaje- las que se
reproducen. Lo que dijo o pensó el personaje es contado desde la perspectiva
del narrador que, incluso, llega a resumir las palabras del personaje.Como en el estilo directo
también hay verbum dicendi
introductor que, en este caso, se convierte en el verbo principal de una
subordinada sustantiva de complemento directo.
En el siguiente texto aparecen subrayados
los verbos de habla y todo el discurso narrado del personaje en rojo:
Ayer vino Gertru. No la veía desde antes del verano. Salimos a dar un
paseo. Me dijo que no creyera que porque ahora está tan
contenta ya no se acuerda de mí; que estaba deseando poder tener un día
para contarme cosas. Fuimos por la chopera del río paralela a la
carretera de Madrid. Yo me acordaba del verano pasado, cuando veníamos a buscar
bichos para la colección con nuestros frasquitos de boca ancha llenos de serrín empapado de gasolina. Dice que ella
este curso por fin no se matricula, porque a Ángel no le gusta el ambiente del
Instituto.
Yo le pregunté que por qué, y es que ella por lo visto le ha
contado lo de Fonsi, aquella chica
de quinto que tuvo un hijo el año pasado. En nuestras casas no lo
habíamos dicho; no sé por qué se lo ha tenido que contar a él. Me enseñó una
polvera que le ha regalado, pequeñita, de oro.
Carmen Martín Gaite, Entre visillos
ESTILO INDIRECTO LIBRE
Permite reflejar de forma convincente los pensamientos
del personaje sin prescindir de la 3ª persona del narrador. Gramaticalmente se
caracteriza por el uso del imperfecto de indicativo, la reconversión de la
persona “yo” en la persona “él”, la afectividad expresiva proporcionada por
interrogaciones, exclamaciones, léxico propio del personaje… Además, falta el verbum dicendi introductorio. Es decir, el discurso aparece formando parte
del discurso del narrador, pero la perspectiva y el lenguaje son
característicos del personaje.
En el
siguiente texto de Miau se señala en
rojo el pensamiento de doña Pura contado por el narrador en estilo indirecto
libre:
Y cuando el espectro de la necesidad se le
aparecía y susurraba en su oído con terrible cifra el conflicto económico del
día siguiente, doña Pura se estremecía de pavor, diciendo: «No, no; antes las
camisas que las cortinas». Desnudar los cuerpos le parecía sacrificio tolerable; pero
desnudar la sala... ¡eso nunca! Los de Villaamil,
a pesar de la cesantía con su grave disminución social, tenían bastantes
visitas. ¡Qué
dirían estas si vieran que faltaban las cortinas de seda, admiradas y
envidiadas por cuantos las veían! Doña Pura cerró los ojos queriendo
desechar la fatídica idea y dormirse; pero la sala se había metido dentro de su
entrecejo y la estuvo viendo toda la noche, tan limpia, tan elegante...
Benito
Pérez Galdós, Miau
MONÓLOGO INTERIOR
Es el discurso con el que el personaje expresa su
pensamiento más íntimo, casi subconsciente, a través de frases directas de
sintaxis elemental. Se caracteriza porque no va dirigido a ningún interlocutor,
sino a sí mismo.
En el siguiente texto Villamil, personaje de Miau, va desgranando sus pensamientos y reflexiones por los pasillos del Ministerio:
En el siguiente texto Villamil, personaje de Miau, va desgranando sus pensamientos y reflexiones por los pasillos del Ministerio:
Y como la
esperanza reanimaba todo su ser dándole un inquieto hormigueo, lanzóse al dédalo oscuro de los pasillos. «La combinación...
la plantilla nueva... dar entrada a los funcionarios inteligentes, y además de
inteligentes, digo yo, identificados con... ¡Dios mío!, inspírales, mete todas
tus luces dentro de esas molleras... que vean claro... que se fijen en mí; que
se enteren de mis antecedentes. Si se enteran de ellos, no hay cuestión; me
nombran... ¿Me nombrarán? No sé qué voz secreta me dice que sí. Tengo
esperanza. No, no quiero consentirme ni entusiasmarme. Vale más que seamos
pesimistas, muy pesimistas, para que luego resulte lo contrario de lo que se
teme. Observo yo que cuando uno espera confiado, ¡pum!
viene el batacazo. Ello es que siempre nos equivocamos. Lo mejor es no esperar
nada, verlo todo negro, negro como boca de lobo, y entonces de repente ¡pum!... la luz... Sí, Ramón, figúrate que no te dan nada,
que no hay para ti esperanza, a ver si creyéndolo así, viene la contraria...
Porque yo he observado que siempre sale la contraria... Y en tanto, mañana
moveré todas mis teclas, y escribiré a unos amigos y veré a otros, y el
Ministro... ante tantas recomendaciones... ¡Dios mío!, ¡qué idea!, ¿no sería
bueno que yo mismo escribiese al Ministro?...»
Benito
Pérez Galdós,
Miau
Gracias por este artículo, me servirá para exponerlo en clase, sobre el tema a exponer: "La Narración", gracias por los ejemplos ilustrados.
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